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A Handmaid’s tale: una distopía al femenino

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(Toronto, 17 de diciembre. Yakuza Webzine) En un futuro no muy lejano, las mujeres dominarán al mundo: al ser portadoras de vida, tienen un cierto poder, pero al mismo tiempo son esclavas de esta nueva libertad. A Handmaid’s Tale nos presenta una sociedad frantumada y reconstruida por los fuegos del extremismo.

En A Handmaid’s Tale, novela escrita por Margaret Atwood en 1985, nos encontramos con esta distopía futurista, donde la sociedad se ve boca abajo por los frutos de la decadencia: abortos que llevan a la escasez de infantes, valores que han perdido su sentido, sexo, drogas, rock and roll. Los extremos se hacen ley y se impone un nuevo orden, por medio de Purgas, Masacres, Reformatorios.

Conocemos esta triste realidad de la mano de Offred, una mujer de unos 30 años que es testigo de esta transformación social y para sobrevivir debe tomar las alternativas que se le ofrecen: convertirse en un vientre de alquiler, ante el señor asignado. Pero no es una amante, ya que no hay sentimientos involucrados. Solo el deber, fielmente supervisado por la mirada aguda de la esposa.

La historia, narrada en primera persona, hace saltos entre el pasado y el presente, entre recuerdos y realidades, cómo fragmentos de un espejo que se ha roto, reflejo exacto de la psique de nuestra protagonista, una mujer quebrantada por estos nuevos ideales. Ideas que algunas mujeres solía defender en nombre de la moral.

Nuestra protagonista es una figura contradictoria: ella es una handmaid, que más que una amante, es un vientre de alquiler. Es una figura provisional, transitoria. Una alternativa a la muerte a aquellas mujeres del pasado (nuestros días) que recuerdan mucho para ser reformadas completamente pero que aún tienen un cuerpo sano y fértil.

En A Handmaid’s Tale, estas «Criadas» son entrenadas y cuidadas como animales para que den a luz hijos fuertes y sanos. Estas mujeres son enviadas cada dos años a casa de señores poderosos para que les den un heredero, siempre y cuando la esposa no pueda proveer con dicha función. Son una sombra, son un bien contable. La estructura familiar depende de que cumplan con su deber:  el señor necesita un heredero, las esposas necesitan un hijo para satisfacer la presión social y religiosa, las mucamas para sentirse madres (ya que son ellas las que en realidad criarán al pequeño) y la handmaid lo requiere porque su vida depende de ello, ya que, de no cumplir, será enviada al matadero.

El libro es denso, incluso a momentos hasta pesado en sus discursos psico-filosóficos (en especial si no estás acostumbrado a los dramas psicológicos) pero vale la pena leerlo, sobre todo mientras se espera la serie homónima que se estrenará el año venidero, aunque ya existe una película que le rinde homenaje.

En palabras breves: si te gusto Orwell, A Handmaid’s Tale de Margaret Atwood también será de tu agrado.

Ma. Caterina Bruciapaglia

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