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¡Exclusiva Yakuza! Isabella Lillo compartió su experiencia en su gran pasión: el cosplay

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(Caracas, 17 de diciembre. Yakuza Webzine).- El cosplay se ha convertido en una suerte de imán para el público en la escena de las convenciones del mundo otaku/geek y aquellos que tienen el valor y entusiasmo de entrar en la escena se vuelven ¿Por qué no decirlo? Famosos. En la actualidad una chica de Valencia es, quizás, la más reconocida, incluso entre sus pares. Se trata de Isabella Lillo y nos ofreció una entrevista exclusiva.

Y es que es difícil ser indiferente ante el trabajo de esta joven alta, delgada y con un rostro que le permite jugar con un amplio rango de personajes con igual facilidad. Recientemente la hemos visto como La Reina de Corazones de Alicia Madness Return y ha sido asociada a un personaje que adora: Loki, el trickster hermano adoptivo de Thor.

Por este último personaje fue mencionada en varias publicaciones norteamericanas como una de las mejores cosplayers del NY Comic Con 2013. Pero pese al reconocimiento y contrario a la imagen que proyecta, a Isabella no se le ha subido el éxito a la cabeza y recuerda con cariño sus primeros pasos.

“Yo comencé en el cosplay en 2008, yendo a un evento muy pequeño en Valencia que se llamaba el Minimax”, recordó. Entonces vio a dos personas “disfrazadas”, palabra que hoy considera tabú al conocer e investigar lo que era el cosplay. Consideró su primer cosplay como Saya Otonashi de Blood+ como algo “clandestino y muy improvisado”. Katana de exhibición llena de sangre falsa en mano, Isabella se fue a su primera convención.

La vida de cosplayer

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Como es de esperarse esos primeros trabajos evolucionaron a algo más y aparte de cosplayer, Isabella se involucró muy de cerca en la elaboración, para convertirse también en cosmaker. Uno de sus trajes en los inicios fue Sakura en Tsubasa Reservoir Chronicles, donde recurrió a una costurera. “Después mi mamá me ayudo y todavía me ayuda porque tampoco es que soy experta en la parte de costura, yo soy más a la parte de armaduras, los props y todo eso”, se explica.

Admite buscar la simplicidad en sus cosplays justamente por esa limitante y comenta que cuando hace trajes más elaborados debe investigar cómo hacer cada pieza y con el apoyo de su madre y su novio Saúl completa el trabajo convirtiendo su pasión en un trabajo en equipo.

“Mi mama se pone a pelear conmigo pero ella es la que más me apoya, inevitablemente ella es la que más me apoya. Imagínate, ella fue la que me acompañó al Nueva York Comic Con”, apunta. Sin embargo, es consciente que muchos cosplayers no tienen la misma suerte de ser apoyados en el hogar. Incluso el resto de su familia está pendiente de sus fotos con diferentes trajes.

No obstante, no puede evitar sentir orgullo por su evolución como creadora y performer de cosplay. “Es impresionante. Antes eran cosas muy sencillas. Este año yo saque a Shaka y a la Reina de Corazones que son dos trajes pesados, por así decirlo”.

“Antes, que por ejemplo, solamente podías que si sacar un uniforme escolar. Algo que no tuviera tanto nivel porque obviamente no daba la experiencia y uno se siente alegre. Como que ‘mira lo que puedes lograr con todo el tiempo que ha pasado’”, añadió.

Hoy se confiesa totalmente atrapada por la afición y dice buscar hacer cosas más difíciles que antes. Entre los proyectos en ciernes, planea hacer a Big Sister de Bioshock, Bayoneta y “todos los trajes de Loki existentes en el comic, películas”.

“Es una obsesión, cuando algo te gusta mucho no puedes evitarlo”, dice entre risas. ¿Pero por qué? ¿Qué le resulta tan fascinante del cosplay?

“Es entretenido ser otra persona durante un rato y siempre he sido una persona excesivamente creativa, de niña estaba en teatro y siempre me ha gustado interpretar, me gusta muchísimo. Sobretodo estar en tarima, me pongo súper nerviosa pero es una experiencia que te da una adrenalina espectacular que siento que no te lo puede dar otra cosa que no sea el teatro o el cine”, explica.

Señala que muchos cosplayers olvidan que deben interpretar al personaje, no solo modelar el traje y ser ellos mismos “pero con una peluca y maquillaje diferente”. “La cosa del cosplay es que tú lo interpretes y te vuelvas el personaje, que tengas la actitud, la mirada, las poses”, explica.

En el caso de los concursos considera que son otro nivel de dificultad que requiere saber controlar los nervios y no paralizarse. Pero en su opinión lo más difícil de ser cosplayer es otra cosa: conseguir los materiales.

“En este país para conseguir los materiales hay que resolver y tener plan B, C, D, E y F para ver cómo podemos conseguir y cómo podemos resolver cuando no se consigue el principal material”, se lamenta. Un caso similar ocurre con las muy necesarias pelucas.

La popularidad y el «divismo»

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Hay un tema que no se puede dejar pasar de largo, pues es una realidad que resulta visible incluso para quienes están fuera de la comunidad cosplayer: la popularidad y sus efectos. Lillo recordó que la comunidad cosplayer venezolana es pequeña y que quizás, como consecuencia de su crecimiento reciente se ha convertido en un ambiente altamente competitivo, al que consideró “enfermizo” y ha generado un secretismo y una pérdida de la amabilidad entre creadores.

“Las personas al probar sus 15 minutos de fama entonces quieren más y más y más, entonces cuando obtienen ese más se creen divos por así decirlo”, opinó Isabella que incluso se atrevió a asociar ese comportamiento con la personalidad del venezolano. En ese punto, basada en su experiencia en el New York Comic Con 2013, destacó el trato cordial, amistoso y entusiasta de cosplayers y público en general en el evento. “Yo pensé que iba a pasar igual que aquí, que las personas eran reservadas, pero me tope con que las personas son excesivamente panas”, dijo con entusiasmo al tiempo que recordó anécdotas de su paso por Manhattan.

“Todas las personas que me topaba en el evento eran así de agradables, estaba caminando y la gente me decía ‘que excelente cosplay o nice cosplay’. Aquí normalmente no te dicen esas cosas, o les da miedo decírtelo o no están acostumbrados”, dijo.

Pero aunque de hecho es famosa, a Isabella le cuesta asimilarlo e incluso decir la palabra ella misma. “Yo nunca he sido una persona con el ego alto, la verdad es que no. He empezado a ser reconocida, no sé, desde 2010 o 2009. Yo siempre busco trajes que sean diferentes, a mí me gusta lo diferente y entonces normalmente, antes llamaba la atención no porque yo sea excesivamente conocida sino porque el traje llamaba la atención por ser algo que no se ha visto antes y allí fue donde la gente empezó a reconocerme”, explicó.

En su opinión este año es que ha alcanzado un nivel de reconocimiento más alto, pero insiste en que no tiene problemas de ego, es más una imagen que proyecta. “No sé, es algo con mi rostro, las personas dicen ‘esa chama tiene mirada prepotente o esa chama escribe raro en Facebook y es una diva, una antipática’. Muchas personas siempre tienen ese prejuicio sobre mí antes de conocerme”, consideró Isabella que no obstante reconoció que esto le ha generado roces en la comunidad cosplayer .

Sobre el efecto de la popularidad y los cientos de “Me gusta” que sus fotos generan en Facebook, admitió que a veces le asusta. El reconocimiento la ha vuelto de alguna forma una figura pública y la ha llevado a tener más cuidado en lo que dice y hace. “Las personas te reconocen y te juzgan demasiado como si tuvieran la potestad para hacerlo por simplemente verte en un cosplay y piensan que te conocen. Entonces uno tiene que ser más cuidadoso”.

Y no faltan las anécdotas vestida de “civil” por así decirlo, donde ha sido reconocida en la calle por completos extraños. Pero se considera ajena a la actitud de diva y recordó, una vez más, una experiencia neoyorkina, donde a diferencia de aquí, donde hay rivalidad cuando otra persona tiene el mismo traje, de repente se vio rodeada de un montón de personas vestidas de Loki en el stand de Marvel y se tomaron una foto colectiva con naturalidad.

Con naturalidad Isabella no tiene problemas en reconocer que siente admiración por el trabajo de otros, tanto de afuera como del país. “Son demasiados”, dice antes de mencionar a algunos como PikminLink, Rei-Doll, Ryoko Demon, Yaya Han o Rick Boer. En la escena nacional menciona a Ana Sánchez, María Sandrea (Mino), Selene Ingrid, Hakirome, Antharez, Lucia Balderrama y Ama Escalona, con quien dijo tener roces. “Ella es una persona que hace sus trajes muy bien”, acotó.

También comparó la escena nacional con lo que vio en EE UU, pero eso lo abordaremos en otro trabajo, pues también hubo espacio para abordar lo personal.

La afición y la vida

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Sobre el origen del interés por el cosplay también hubo espacio en la conversación. Isabella se asume como gamer antes que como otaku, pues considera que la palabra tiene una connotación negativa. Dice no sentirse reflejada en algunas de las actitudes de los aficionados al anime y por ello no le gusta el término.

Además, considera que el anime ya no es lo que era. “Ya no lo veo tanto porque siento que el nivel de la animación y la trama japonés ha disminuido impresionantemente y me gustan más que todo los clásicos. Con respecto a los juegos siempre he sido gamer y últimamente ya de dos años para acá me he vuelto fan horrible de los comics y los disfruto más porque siento que son más maduros en muchos aspectos que el anime, en algunos casos”, elaboró sobre el tema.

También es fanática del cine de ciencia ficción y reveló tener en la mira los trajes de la película Prometeo o el de Mako en Pacific Rim, eso y el hecho de que ya tiene las telas para el traje de Katniss en el Vasallaje de los 25 de Catching Fire.

Dijo ser más aficionada al shonen y seinen que al shojo, pero tiene debilidad por Candy Candy, La Rosa de Versalles y Hana Yori Dango. Por supuesto mencionó a Gundam Wing, Evangelion, Hellsing, Ghost in the Shell, Cowboy Bebop y Saint Seiya entre sus favoritos.

Entre los comics confesó que es una afición más reciente, pero que en los últimos dos años ha devorado una gran cantidad de material. “Me he vuelto fanática terriblemente tanto que ahora prefiero leer un comic que leer un manga, sinceramente. Pero me he encontrado con personas que, no quiero crear polémica, pero me he metido en conversaciones donde literalmente me han ignorado porque creen que no sé nada de lo que están hablando”.

Para finalizar, reiteró su gran agradecimiento a su madre y su novio Saúl, sus apoyos en la actividad. Este último hace de su fotógrafo y asistente, pero además se ha aventurado a hacer cosplay con ella en dos ocasiones. Él, dijo apoyarla e incluso motivarla a hacer cosas más difíciles.

Isabella, de 23 años, es ilustradora graduada recientemente y ejerce su carrera como freelance trabajando por comisiones y haciendo algunos trabajos de diseño gráfico, si bien sabe que su carrera tiene poco campo en Venezuela. “Fue un riesgo pero es lo que me da pasión. Tengo el deseo de hacer un postgrado afuera porque aquí eso no tiene vida”.

Pero su carrera incluso le ha servido para el cosplay. “Sí, no solo por eso sino porque al estudiar diseño, porque esto es una rama del diseño, tú te vuelves y adquieres habilidades, te haces demasiado creativo. Descubrí materiales que no conocía antes y se trabajar con cosas que antes no”.

Por Sensei Agot (@senseiagot)

Fotos: Fraulein Mao DeviantArt, Isabella Lillo Facebook y Yakuza Webzine

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