Manganime Bakuman, una obra que inspira y decepciona a partes iguales a quienes sueñan con ser mangakas Por Amilcar Trejo Mosquera Publicado en 11/03/2014 13 minuto leer 2 0 (Caracas, 11 de Marzo. Yakuza Webzine).- Hay historias que funcionan bien a muchos niveles y en el caso de Bakuman, la segunda colaboración entre Tsugumi Ohba y Takeshi Obata, nos encontramos con un trabajo redondo y quizás paradojico. Es a partes iguales una oda a cumplir tus sueños y una llamada a tener un duro despertar. Es una obra que busca entretener, pero también es altamente educativa. Pero sobre todo, es una obra maestra de los autores de Deathnote. Ficha Técnica Título: Bakuman Género: Romance, Comedia, Vida diaria Tipo: Manga Autor/es: Tsugumi Ohba (Historia) y Takeshi Obata (Arte) Capítulos: 176 Volúmenes: 20 Año: 2008-2012 Si, esta reseña llega un poco tarde, pero releer en 4 días los 176 actos de Bakuman me motivó a hacerle justicia. Para quienes no la conozcan la historia se centra en la vida de dos chicos de secundaria, Moritaka Mashiro (Saiko) y Akito Takagi (Shujin), que quieren cumplir sus sueños de ser mangakas. Mientras uno dibuja, el otro estará encargado de las historias. Saiko se resistía al principio, pero luego de prometer a su compañera de clases y amor desde primaria, Miho Azuki, que se convertiría en mangaka y que su obra seria un animé, para que ella fuera la actriz de voz que representara a la protagonista, la historia empieza a tomar su curso. Los chicos se sienten más motivados al ver publicado en la Weekly Shonen Jump a un autor de 15 años, Niizuma Eiji, que es considerado un genio y desde ese momento se abocan a intentar alcanzarlo y superarlo. Cuando ellos también lograr ver publicado su primer one Shot, Niizuma alaba su trabajo y desde que los conoce se considera su amigo y rival. Si Deathnote rompió el molde de lo que es aceptable en la Shonen Jump con su historia oscura y moralmente cuestionable, Bakuman hace lo mismo, de una manera totalmente diferente. Sin elementos fantasticos, sin superpoderes o armas, sin gags exagerados o absurdos. Son solo dos chicos en un estudio, frecuentemente acompañados por la mejor amiga de Azuki, Kayo y un sueño enorme. Por cierto, Kayo fue quien les dió el nombre artistico a los chicos: Ashirogi Muto ¿Por qué funciona? Simple, es una historia que resalta la vieja máxima de Shonen Jump: Esfuerzo, Amistad y Triunfo. Además, es un manual para crear manga excepcional. Explica en profundidad como funciona el proceso creativo de dibujar y escribir manga, da detalles de como funciona el mundo de las serializaciones semanales en Japón y da un vistazo a lo verdaderamente dificil que es triunfar en esa industria. Al punto que considera a los mangakas como apostadores y señala que las cualidades principales que debe tener uno son confianza, determinación y suerte. Bakuman logra arrancarte sonrisa, emocionar hasta las lagrimas y pese a que imaginas que hay un final feliz, al conocer a los padres de la criatura no puede uno evitar en pensar que pueda ser todo lo contrario. Otro detalle interesante es como la obra no tiene temor en decontruir y criticar incluso el sistema editorial del manga en Japón o la poca seguridad laboral que te da el ser mangaka. Pero pasemos a evaluar cada aspecto de la obra. A nivel de arte, esta obra es una demostración de que Obata es capaz de dibujar de un modo más relajado en su diseño de personajes. El artista destaca mostrando las emociones de sus personajes y su estado físico. Además, experimentó con el dibujo humorístico dando expresiones realmente hilarantes a sus personajes, aunque alguien me dijo que parecían memes, aunque eso no tiene nada de malo. De admirar la reproducción exacta de los implementos de dibujos con un nivel de realismo excepcional, así como los detallados backgrounds, la distribución de viñetas y la composición en general. No es solo que se nos explica como hacer manga, además nos muestran con el mejor ejemplo posible, uno hecho en gran forma a nivel de arte. En el caso de la historia, en principio puede parecer que el ritmo es lento, pero Ohba sabe introducir giros que renuevan el interés. Si, no es una obra tan contundente y profunda como Deathnote, pero demuestra que son más que capaces de experimentar con otros géneros sin perder su esencia. Destaca como se nos presentan a multitud de personajes y sus historias son presentadas de una manera en la que no se siente como si estuviera perdiendo el rumbo la obra, sino que se enriquece. Eso me lleva a mencionar las variopintas personalidades de los mangakas como Fukuda, Eiji, Nakai, Aoki, Iwase. O los editores como los dos Hattori, Yoshida, Miura. Algunos fueron introducidos y luego totalmente abandonados, pero el caso más particular entre ellos me alegra que no se le diera más espacio, me resultaba detestable. La serie tiene un villano nada más y resulta especialmente satisfactorio ver como termina. Pero si un personaje se lleva el premio es Hiramaru Kazuya. Si Eiji es el genio brillante que dibuja lo que quiere y tiene un inimaginable talento e instinto, Hiramaru es un genio que no se esfuerza, que odia lo que hace y aún así produce obras de éxito. Es hilarante la relación entre el autor y su editor lo que hace innegable que este tipo es la pimienta de Bakuman, dandole un toque especial a la obra. Una curiosidad es que varios de los mangakas de la obra parecen basados en personajes reales. En el caso de Eiji, aparentemente se trata de Eiichiro Oda, autor de One Piece. Aoki podría estar basada en Kawashita Mizuki, mientras Hiramaru y su flojera podrían estar inspirados en Sorachi Hideaki (Gintama) y Togashi Yoshihiro (Hunter x Hunter), casualmente casado con una famosa mangaka. Por su parte, Iwase se parece físicamente a Katsura Hoshino (D-Gray man) y el propio dueto de Ashirogi Muto es un paralelo con Obata y Ohba. Las debilidades de Bakuman radican en el exceso de diálogos más propios de un manga de peleas, que pueden verse un poco fuera de lugar, si bien le dan esa atmósfera shonen necesaria, restandole realismo. También el idealismo excesivo de la relación entre Miho y Saiko, que a veces llega a molestar y quizás el uso de los «memes» pueda verse como un defecto menor en el arte (si bien no me perturba tanto para ser honesto). La fortaleza radica en la creatividad concentrada de los autores. Si Deathnote es una obra con profundos temas, Bakuman es una demostración del talento del par de autores, capaces de crear un setting realista y carente de escenas de acción que logra emocionar. Pero la mayor prueba es la creación de una cantidad enorme de conceptos de historias de manga dentro del manga, todas con estilos narrativos y de arte distintos. Eso es realmente impresionante, al punto que te lleva a desear que Crow, Detective Trap, PCP, Kiyoshi Knight, Zombie Gun y Reversi, entre muchas otras, fueran mangas reales. Llámenme hereje, pero si bien Deathnote puede gustarme más, Bakuman es superior, así sea solo por su increíble imaginación y corazón. Evaluación Arte 9/10 Personajes 10/10 Historia 9/10 Desarrollo 8/10 Total 9/10 Por Sensei Agot (@senseiagot) Fotos: Editorial Shueisha