ReLife: Una serie fresca con un enfoque interesante

(Lechería, 15 de julio. Yakuza Webzine).- Luego de ver los trece episodios de ReLife; vengo con Ustedes para conversar un poco acerca de esta particular serie que me sorprendió gratamente.

Y digo particular porque en muchos sentidos se alejó de las fórmulas del género. Ya desde su emisión, era evidente que las cosas con este anime no iban a ser los convencionalismos. El hecho de que toda la temporada se emitiera el mismo día fue toda una declaración de intenciones. Aquello parecía más de una serie de Netflix que un anime; y, el hecho de romper esquemas presagiaba cosas buenas.

ReLife es un manga seinen original de Yayoiso que se publica en la revista comico desde 2013. La adaptación al anime estuvo dirigida por Tomo Kosaka con guiones de Michiko Yokote y Kazuho Hyodo. El estudio responsable de esta producción fue TMS Entertainment. Por cierto, a partir de acá vienen muchos spoilers.

La premisa es algo que ya se ha visto en otras ocasiones; tenemos a Arata Kaizaki, de 27 años; un NEET que llegó a ese estado debido al trauma que le creó el suicidio de una compañera de trabajo. Es en esa situación cuando Ryou Yoake le contacta para para invitarlo a participar en el experimento ReLife.

Para hacer el cuento corto, la ciencia ha logrado crear medicamentos que hacen que los cuerpos de las personas tengan la apariencia que tenían cuando eran jóvenes. La idea es tomar a personas que no están adaptadas a la sociedad; y, hacer que por un año regresen a la preparatoria para ver si corrigen sus problemas.

No se explica demasiado del basamento científico y no es necesario; la serie no va en esa dirección, la idea es centrarse en el protagonista y su evolución. Y así tenemos el núcleo de la trama; como ya dije, no es algo novedoso, pero el enfoque me pareció diferente y eso me hizo darle una oportunidad a la serie.

Y luego de ver los 13 episodios, que adaptan los primeros 112 capítulos del manga, no puedo estar más contento. Esta serie es muy madura y eso es algo que extraño en la mayoría del anime actual, mucho Seinen incluido. Quizás el hecho de que el protagonista esté buscando superar sus problemas; hace que su actitud no sea la del típico protagonista de series “slice of life”.

Es un chico activo, que se da cuenta de su entorno, no es un retrasado con las mujeres; y, tiene buenas habilidades sociales. No olvidemos que su trauma no le impedía estar con amigos, sólo le dificultaba encajar en la estructura social. Eso queda claro desde el principio; por eso, no se hace raro que desde el vamos se lleve bien con sus “compañeros de clase”.

ReLife es una serie donde los personajes tienen todo el peso. La trama es centra en ellos, su evolución y sus relaciones. Por eso no debe sorprender que a lo largo de la temporada los cambios que todos van dando resalten tanto. Fue impresionante ver el vuelco que dio Chizuru Hishiro, la chica del episodio final no tiene nada que ver con la del primer capítulo.

El propio Arata poco a poco ha ido superando su trauma y se nota en su actitud. Pero junto a ellos, el resto del cast también ha dado cambios notorios. Me encantó cómo el protagonista, con ayuda claro, fue capaz de influenciar en su entorno. La evolución de Hishiro, el establecimiento de la pareja de Rena y Kazuomi; incluso el fortalecimiento de la amistad entre Rena y Honoka. En prácticamente todo lo que sucedió en su entorno, nuestro protagonista tuvo algo que ver directa o indirectamente.

Y lo mejor es que fue a consciencia, no fue producto de la casualidad. En muchos sentidos, Arata me recuerda a Izumi de GE Good Ending; claro, sin ser el súper galán. El parecido viene porque le veo como el engranaje que hace que todo lo demás se mueva; y, cuando el motor se detiene, es él quien lo echa a andar de nuevo.

Voy más allá, es verdad que su relación Hishiro no se estableció; pero en esta ocasión hay una gran justificación para ello. Él cree que al terminar el año, ella le olvidará y no desea hacerle sufrir. Además, si todos los recuerdos de ella son con él, cuando se los quiten va a perder todos los avances que ha logrado. ¿Cómo se lucha contra esa lógica?

No negaré que me dolió que no quedaran juntos; pero no sentí esa furia de otras ocasiones. En esta oportunidad, respeté la decisión del protagonista porque, quien la tomó fue un adulto maduro. No un adolescente inseguro, o un adulto que olvidó madurar.

Gran revelación final

Claro, la espina se clava más al enterarnos de que ella es también una participante de ReLife. Conocer esto es uno de los shocks más fuertes de la serie porque abre un mundo de posibilidades. Eso implica en principio que ella no olvidaría nada. Pero ninguno de los dos lo sabe; y, aunque ella también le ama, tiene las mismas dudas por el asunto de los recuerdos. Aún así, es justo decir que Hishiro estaba más dispuesta a lanzarse a pesar de todo; pero la actitud de él al mantener distancia le frenó.

Y sí, ya sé que en el manga el asunto es aún más complicado; sobretodo cuando nos enteramos de las condiciones para involucrar a dos sujetos en el experimento. Sin embargo, acá nos estamos centrando en el anime.

Respecto al arte, se sintió genérico; no obstante, los personajes estaban tan bien construidos que al final eso importó muy poco. Eso sí, me gustó más el diseño de personajes en el anime que en el manga. Lo mismo la música, no fue nada del otro mundo, pero en los momentos importantes hizo el trabajo.

La animación no tuvo mucho presupuesto, pero dada la naturaleza de la serie; eso no pesó demasiado y la fluidez nunca se perdió. La dirección me gustó, se cuidaron bien los detalles; y, sobretodo, se mantuvo en todo momento la esencia del material original. Fue una adaptación muy fiel, los únicos cambios de peso que se hicieron fue hacia al final del anime; y, se entiende porque debía dársele un cierre a la temporada.

En conclusión, una obra que se sintió distinta y fresca; valió la pena verla y sólo espero ver una segunda temporada. De hecho, voy al día con el manga porque me gusta ser testigo de la vida de estos “adolescentes”. Nos vemos en la próxima entrega.

Por Shougo Amakusa (@shougoamakusa)