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Creed: Un puñetazo al corazón de los fans de Rocky

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(Madrid, 22 de Enero. Yakuza Webzine).- Que un golpe sea completamente telegrafiado no quiere decir que puedas eludirlo, sobre todo si viene de un gran boxeador. Creed es ese boxeador que incluso cuando sus golpes son obvios, logra conectar todos directo al corazón.

Esta secuela o spin-off de la historia de Rocky Balboa tiene como protagonista a Adonis Johnson (Michael B. Jordan), el hijo ilegitimo de ese boxeador sublime y bocazas que era Apollo Creed, el indiscutido campeón del mundo… hasta la aparición del humilde luchador italiano.

El film dirigido por Ryan Coogler, con un guion suyo y de Aaron Covington, tiene todo lo que puede esperarse de una película de Rocky, por lo que realmente no hay mayores sorpresas en la historia. Su arte está en saber conectar cada golpe, aún si está totalmente anunciado.

Claro, el film tiene su toque de originalidad en el hecho de que la situación de Adonis es distinta a la de Rocky o la del propio Apollo. Como cabe esperarse Adonis o Donnie no es el favorito, pero en su caso debe luchar contra el estigma de ser un «hijo de papi» y no tener nada más que su apellido, razón por la cual decide ocultarlo.

Pero nada permanece oculto bajo el sol. Producto de una indiscreción de su padre, quien murió antes de su nacimiento, Adonis se vio luego solo en el mundo al perder a su madre a una corta edad. Para su suerte fue adoptado por la viuda de Apollo, quien le dio el amor y la educación que necesitaba.

Evidentemente su vida no fue fácil en principio, pero luego, bajo el cuidado de su madre adoptiva logró tener una carrera… pero el llamado de la sangre era muy fuerte. Por supuesto, su condición de hijo de Apollo significaba que nadie le tomara en serio ¿Como compararte con «The Master of Disaster», «The King of Sting», The Dancind Destroyer», «The Prince of Punch» o el «Count of Monte Fisto?

Eso le llevó a recurrir a Rocky Balboa, el gran rival y amigo de su padre. A partir de allí recorremos los caminos habituales. Los entrenamientos, las primeras peleas, una relación amorosa. Pero lo interesante son las interacciones de los personajes, el ver la tristeza profunda en los ojos de Rocky, que cobran vida al ver a un chico que le recuerda tanto a su pasado.

Rocky y Adonnis tienen una dinámica excelente, una familiaridad y complicidad que surge entre hombres que han vivido circunstancias similares. Es allí donde brilla el film, pese a ser aparentemente predecible. En eso y en sus sensacionales secuencias de combate, donde Coogler brilla por la confianza con la que mueve la cámara.

Además, el director logra que Sylvester Stallone nos de su mejor actuación en años, desempolvando al que llamó su «mejor amigo imaginario», que le llevó a ganar un muy merecido Globo de Oro como mejor actor secundario. Michael B. Jordan también nos da una gran interpretación, representando la fiereza y la vulnerabilidad de un joven que vive a la sombra de alguien a quien nunca conoció y de quien es, para muchos, una mancha en su legado.

Pero no se trata solo de un cambio generacional, de conseguir un heredero al legado. Balboa tiene su propia lucha personal en este film y es un Creed, quien tiene que, una vez más, ayudar al italiano a ponerse de pie.

Definitivamente una película excelente, mucho más allá de mis expectativas, una que resucita el espirito de Rocky I, ese film que en 1976 puso a Stallone en el mapa. No me da pena reconocer que el film me tocó emocionalmente. Las historias sobre levantarse de las adversidades y seguir adelante siempre me han gustado y definitivamente está me conectó en el corazón. Felicidades, tenemos un nuevo campeón.

Por Amilcar Trejo Mosquera (@senseiagot)
Foto: Barry Wetcher/Warner Bros. Pictures

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