Okuroku Conoce a los Yakuza: Cinco Animés que me Encantan + Uno Extra (Monty) Por Monty Publicado en 16/10/2015 17 minuto leer 0 0 (Maracay, 16 de octubre. Okuroku Webzine) Dicen que para conocer a una persona es necesario saber un poco sobre sus gustos en áreas clave como música, cine, comida y bebidas. Ahora bien, dado que los Yakuza nos caracterizamos por ser personas fuera de lo común – geeks, otakus y un par de cosas más – vamos a añadirle unas cuantas categorías al profiling que preparamos para nuestros lectores. Hoy le toca el turno a mis series de animación japonesa favoritas, o sea, Animés. En un artículo anterior decidí comenzar por los personajes de Marvel, y es que debo reconocerlo ante ustedes: soy fan de esta casa editorial. Sus comics, sus películas, la mercancía.. Todo me encanta desde que estaba muy pequeño (a pesar de que en los 80s DC Comics era mucho más popular y no niego que me encanten personajes como Batman o Flash). Pero también existieron otras facetas que recuerdo de mis primeros años, y una de ellas eran las series animadas en la televisión (animés) – específicamente las japonesas. Aquí les dejo cinco animés que me encantaron, y que marcaron profundamente mi personalidad. Cobra (Súper Agente Cobra en español | Supēsu Kobura en japonés) Algunos de mis primeros recuerdos sobre la TV están asociadas con esta serie. Conocí el arquetipo de antihéroe que viaja por el espacio, haciendo dinero y rodeado de hermosas mujeres. Un tipo que fumaba habanos, tenía un arma cibernética y se metía en muchos problemas. Bastante humano, le costaba pararse temprano y sentía flojera de vez en cuando. Mostraba sus sentimientos de una forma sincera y era bastante atacón con las chicas. Pero a la hora del té, era bastante eficaz al despachar a los malvados. En fin, el pirata espacial que todo nerd quisiera ser. Si algo me marcó para toda la vida, fueron los créditos al final de cada capítulo; la carta de póker revolviéndose constantemente al son del rithm & blues, sobre el revólver y la copa de vino. Casi podías oler el humo del cigarro en el ambiente con ese ending tan gangster. 45 segundos que marcaron nuestras vidas. Dato curioso: El creador de la serie, Buichi Terasawa se inspiró en el actor francés Jean-Paul Belmondo para dibujar a Cobra. Mazinger Z (Majingā Zetto en japonés) ¿Quién no conoce al papá de los súper robots? No fue el primero del género Mecha, pero sin duda logró ser el más exitoso de su categoría en animés. Mazinger forma parte de la cultura de todos los chamos latinoamericanos en los 80s. Un robot gigante, casi invencible, que libraba a La Tierra de los ataques extraterrestres una y otra vez en medio de emocionantes combates que tomaban lugar en grandes ciudades – e incluso en localidades fuera de lo común como el mar o las montañas. Para mí, su diseño es perfecto: visualmente agradable, simétrico y proporcionalmente similar a un humano, Mazinger inspiraba valor entre los jovenes y servía como una especie de figura protectora, además de ser el impulsor de la “Cultura Súper Robot” que movio millones de fans en todo el mundo, y generó cada vez más personajes para el género Mecha. Es simple ¡Mazinger kicks ass! Steel Jeeg (El Vengador en español | Kotetsu Jeeg en japonés) Otro de los gigantes de acero, El Vengador era un personaje admirado y odiado por mi (al principio). El carácter de Febo (Hiroshi Shiba) me caia de un mal, pero a lo largo de los capítulos comencé a darme cuenta de lo aguerrido que debía ser para no solo proteger al mundo de los Jamatai, sino además de cuidar a su familia y vivir una doble vida entre las carreras y los combates contra los fantasmas gigantes. Siempre lo percibí como más violento que Mazinger, y a decir verdad ahora más que nunca me encanta su actitud. Creo que fue el primer cyborg que recuerdo en los animés (y la TV). Además, tenía un arsenal bastante novedoso que se acoplaba a sus brazos. Nada mal. Conan, el Niño del Futuro (Mirai Shōnen Konan en japonés) Recuerdo que esta serie generaba una mezcla extraña de sentimientos. Era una mezcla entre nostalgia y cariño, ya que me dejé envolver por la trama tan radical (en aquel entonces) donde un pequeño niño pescador se enfrentaba a Industria, el último conglomerado existente después de la Tercera Guerra Mundial, todo ello para rescatar a una hermosa niña que apenas había podido conocer. Fue un encuentro con la pobreza, con la escaces de recursos, la ignorancia y la ignominia. No saber que existían más seres humanos fuera de la isla me hacía pensar lo terrible que podía ser el futuro, y como siendo un niño Conan tenía que enfrentarse contra algo que jamás había visto, y que era más grande que el mismo. Lo único que superaba a esa monstruosidad era su amor por Lana, por su amigo Jimsy y los buenos recuerdos que “El Abuelo” le dejó en sus primeros 10 años de vida. Con el paso de los años me enteré que había sido la primera serie de Hayao Miyazaki, y ahora 30 años después entiendo por qué me cautivó tanto. Great Teacher Onizuka (Gurēto Tīchā Onizuka en japonés) Esta serie (como muchas otras) la conocí gracias a mi amigo Sensei Agot, y debo decir que me cautivó desde el primer capítulo. Desde la música hasta la voz del personaje, sus locuras, las motocicletas y sus amigos son elementos que para mí marcan un antes y después dentro de la cultura Otaku. Y me atrevo a afirmar esto porque se que muchas personas coinciden en lo mismo. GTO es una explosión de alegría, risas, drama y emoción condensados en un personaje demasiado humano como para ser de animé. Por eso creo que Onizuka-Sensei no sólo cautivó a los Otaku, también cautivó a los geeks, a los nerds y a todos los amantes de una buena historia. Si me preguntan, deberían condecorarlo con una estatua en el centro de Tokyo. EXTRA: Dai Apolon (UFO Senshi Dai Apolon en japonés) Una de las cosas que más recuerdo de mi infancia es a este Robot. No su trama, tampoco sus personajes. Sólo el nombre y su figura, algo que se quedó grabado en mi memoria no se por qué razón. Dai Apolón tiene un nombre pegajoso, con un elemento bastante llamativo – el Fútbol Americano – y una modalidad de combate bastante fuera de lo común. Integrado por tres robots más pequeños, y pilotado por un chamo de 16 años, este súper robot rompió con todos los esquemas para su época no sólo por su concepto sino además por la trama que se fue desenvolviendo a lo largo de sus 26 capítulos. Ellos bastaron para convertirlo en una obra de culto, e inclusive marcar el diseño gráfico de uno de los mechas más significativos de la gran pantalla: Gipsy Danger de Pacific Rim. ¡Bravo, Apolón! Eres grande dentro y fuera del combate. Menciones especiales de animés En vista de que mis compañeros Yakuza ya han mencionado algunos de ellos, y que la lista se limitaba sólo a cinco verdaderamente influyentes, aquí les dejo algunos títulos de animés que me encantan y que disfruté al máximo. Cowboy Bebop: Para mí, el mejor de todos ¿Por qué no está en la lista? Porque simplemente carece de categoría. Es el arquetipo de Animé para mí, y está en un lugar muy especial allá en la Vía Láctea. Gungrave: Otra serie presentada por mi amigo Sensei Agot. Una historia que me cautivó hasta el punto de sacarme unas cuantas lágrimas. Gangsters, traición, el amor de una mujer y la amistad más allá de la muerte hacen de ella algo único entre todo ese mar de animés. Ghost In The Shell: Obsesionado con el futuro, para mí ver esta clase de series expande aún más mis ideas sobre lo que depara a la humanidad, y la trascendencia del concepto que tenemos de nosotros mismos. Heavy, muy heavy. Robotech: Tal vez no entre completamente en la categoría de Animé, pero esta serie me perseguía hasta en los sueños. Combates en el espacio, invasiones extraterrestres, historias de amor. Demasiados elementos buenos como para pasar desapercibida. El Gladiador: Siempre me gustó esta serie, parte de “El Festival de Robots”. El concepto del Gran Dragón del Espacio como una súper nave capaz de albergar cientos de personas trabajando en pro de defender la Tierra me hacía recordar al Enterprise de Viaje a las Estrellas – Sólo que esta vez había unrobot gigante que destruía a los malvados. Uno de los diseños más agradables que he visto en un robot.