«Boruto: Naruto The Movie» es una sorpresa inesperada

(Madrid, 19 de Abril. Yakuza Webzine).- Después de años de manga, anime y películas, mis expectativas con Boruto: Naruto The Movie no eran nada elevadas. Mucho menos aun luego de The Last, una película que aunque no estuvo mal, aburrió un poco. No podría haber estado más equivocado.

Sin embargo no se me puede culpar. El exceso de flashbacks en The Last generó tantas interrupciones en la narrativa que la película perdía fuerza y si hablamos de la miniserie Naruto Gaiden: Nanadaime Hokage to Akairo no Hanatsuzuki, cuyo plot se convirtió en una telenovela dramatica, menos aun podía tener fe.

Dirigida por Hiroyuki Yamashita, con guion del propio Masashi Kishimoto con colaboración de Ukyō Kodachi, Boruto es un film que realmente te captura y que toma una dirección diferente a lo visto en la franquicia, sin dejar de ser ni por un momento una película de Naruto.

El argumento nos sitúa años después de la Cuarta Gran Guerra Shinobi y el mundo de Naruto ha cambiado de una manera asombrosa. La tecnología ha florecido y Konoha más que una aldea ahora parece una metrópolis moderna, con grandes edificios, pantallas gigantes, videojuegos. Incluso el modo de ser ninja parece estar cambiando con la creación de un brazalete que permite usar jutsus, incluso si eres incapaz de usar chakra.

Sin embargo, Naruto, el septimo Hokage, considera que esa tecnología no debe usarse en el entrenamiento de nuevos ninjas y mucho menos en sus exámenes.

El film comienza mostrándonos a Sasuke enfrentando a los villanos de turno. Se trata de Lord Momoshiki y su servidor Kinshiki, otros dos miembros del clan Ōtsutsuki, seres de otras dimensiones o mundos que quieren consumir todo el chakra de la tierra. Ahora que hay paz en todo el mundo ninja, los únicos enemigos parece que serán más miembros de este clan de aquí en adelante.

Pero más allá del enemigo de turno, la película se enfoca principalmente en la relación de Boruto y su famoso padre. Donde Naruto fue un niño que sufrió la soledad de no tener familia, su hijo enfrenta el peso de ser el hijo de un héroe y la insatisfacción que le produce el no poder compartir más con su padre. Eso le lleva a ser rebelde, además pese a ser muy talentoso, opta por la salida fácil a los problemas, lo cual termina siendo el centro del film.

Boruto (Yuuko Sanpei) no deja de buscar negar el camino que su padre ha seguido, pese a que sus compañeros de equipo Sarada Uchiha (Kokoro Kikuchi) y Mitsuki (Ryūichi Kijima), admiran al Septimo Hokage, al igual que su propio maestro, Konohamaru. Molesto, pero en el fondo buscando la aprobación de su padre, el niño tomará los exámenes para ser Chuunin y buscará las enseñanzas de Sasuke.

Sin embargo, la falta de confianza en sus habilidades le lleva a tomar decisiones cuestionables, aunque poco después los villanos de turno, que no sirven más que como un plot device para el drama familiar, obligan a que Naruto defienda a la aldea y sea capturado en el proceso ¿La razón? Lo de siempre. Quitarle el Kyuubi.

Eso nos lleva a una electrizante batalla final en la que una vez más se pone en primer plano la gran enseñanza que siempre tuvo Naruto como manga y anime: la perseverancia y el trabajo en equipo. Ver a los 5 Kages, Sasuke y el propio Boruto luchando juntos resulta visualmente impresionante y además aleccionador.

Antes de cerrar, mención especial para Sasuke, ya dejó de ser un completo imbécil y se puede volver a sentir simpatía por él.

A nivel de animación la película es más que competente y su argumento, aunque siempre y con villanos sin mayor transfondo, cumple a la perfección con su intención de mostrar un mensaje. Es una digna entrada para la franquicia y que evidentemente abre la puerta para más, ahora con Boruto como protagonista. ¿Su camino del ninja? Totalmente distinto al de su padre.