Seikaisuru Kado: Una serie que pudo dar muchísimo más

(Lechería, 02 de julio. Yakuza Webzine).- Seikaisuru Kado fue una de las series que seguí con más interés esta temporada; no obstante, tras una gran primera mitad, la serie fue decayendo poco a poco.

Voy a empezar diciendo que este anime fue atrevido desde su premisa. Que la historia girara en un personaje cuyo “súper poder” fueran las negociaciones ya era ambicioso. Sin mencionar que era muy arriesgado porque se salía del molde; unido a ello, el estudio se atrevió a usar CG para todo, lo cual era aún más temerario. Por cierto, a partir de aquí se vienen spoilers.

Debemos tener en cuenta que aún hoy en día, este tipo de animación no es del todo bien recibida; sin mencionar que TOEI ya ha tenido experiencias terribles con el tema (sí, me refiero a Sailor Moon Crystal)

No obstante, la animación creo que estuvo a la altura y nunca fue un problema. De hecho, considerando todos los aspectos (diseño de personajes, trama, construcción de personajes, desarrollo de personajes, relaciones, banda sonora, etc), Seikaisuru Kado tuvo un sólido comienzo y una buena primera mitad.

El episodio cero nos permitió tener bases en las habilidades negociadores de Shindo; y a partir de allí nos fue presentada una historia del encuentro de la humanidad con una nueva raza de una forma realista y madura.

Incluso, ese cliché de que el país de origen de una serie es usualmente el centro de todo tuvo una explicación convincente. Culturalmente, Japón es un excelente candidato para una raza externa si quiere que una tecnología se distribuya equitativamente y con justicia. En este sentido, Estados Unidos seguramente estaría en los últimos lugares de esa lista.

Luego pudimos ver jugadas magistrales de negociación no sólo de Shindo, sino del propio gobierno japonés con las Naciones Unidas. Además, el hecho de que la serie se centrara en el día a día sin revelar casi nada de la trama principal ayudaba a mantener el interés y el suspenso.

Sin embargo, creo que el gran problema de la serie fue su duración. 12 episodios (13 con el episodio cero) demostraron ser muy poco para lo ambicioso que fue el proyecto. Como mínimo debió tener el doble, creo que así el resultado hubiera sido muchísimo mejor.

Y ya en la segunda mitad se empezó a ver este problema. Al tener que ir cerrando una trama tan amplia necesariamente se tuvo que correr. ¿Y qué implica correr? O dejar muchas cosas sin resolver o resolver todo de formas rebuscadas y sacadas de la manga.

La transición de zaShunina de buen samaritano a antagonista fue muy brusca. Y lo interesante es que a pesar de ello como antagonista funcionó porque era fácil conectarse con sus motivaciones.

Lamentablemente, hubo muy poco espacio para desarrollar el conflicto y el romance por lo que todo se hizo de forma apresurada. Es así como llegamos a un desenlace donde las dos jugadas finales lucieron totalmente salidas de la nada. Es verdad que en el penúltimo episodio se sientan algunas bases y se muestran algunas conexiones; sin embargo, no fueron suficientes para darles un fundamento sólido.

Que zaShunina usara a la doctora como peón para poder dañar el traje de Shindo porque previó todo, tiene lógica; e incluso es la idea que mejor se conecta con lo sucedido en el episodio anterior. No obstante, que Shindo tuviera una hija que creció en una burbuja especial y que sirvió como carta del triunfo fue demasiado conveniente.

Además, esta serie siempre se vendió como una serie de negociaciones. Incluso Shindo en el penúltimo episodio dice que busca una salida que le dé a ambas partes lo que quieren. Todo ello parecía indicar que la estrategia sería inutilizar a zaShunina y forzarlo a negociar.

Por desgracia, al final se terminó recurriendo a la fuerza sin siquiera intentar en serio tener una negociación. Adicionalmente, después de toda la explicación, no termino de entender por qué era necesaria la muerte de Shindo como factor fundamental para lograr la victoria; eso me parece un burdo requerimiento del guión para romper a la pareja principal de forma dramática.

El problema es que allí también se falló por cuestiones de espacio. Es verdad que la pareja de Shindo y Tsukai tenía mucha química, pero apenas un episodio antes fue cuando se estableció. Y antes de eso, no fue que se centraran demasiado en ellos por lo que no hubo suficiente tiempo para crear un lazo que hiciera que nos doliera su separación.

La muerte de Shindo duele por el personaje quien sí se ganó el cariño, pero no por la ruptura de la pareja. Además, Yukika así como llega a escena se va y no se sabe más de ella. Incluso, pareciera que queda en entredicho si Shindo murió realmente o si Yukika se lo llevó a algún lado (después de todo, es su padre y para todos los efectos ella es un Dios)

Y para dejar más cabos sueltos, Tsukai en la escena final pareciera que desaparece sin dejar rastro. La figura del origami que se acerca a la otra pudiera indicar que se va a reunir con su familia, pero todo eso es especulativo.

Obviamente, con más tiempo se pudo haber desarrollado mejor el conflicto y su resolución. Es por eso que nunca he sido amigo del formato de 12 ó 13 episodios para una serie, salvo que se pretenda cubrir una cierta extensión de un manga o una novela ligera (o visual). Hacer una historia original en ese espacio es muy arriesgado porque casi siempre se terminan apresurando las cosas.

En el apartado técnico, la animación me agradó (no soy de los que crucifica los gráficos CG) y el diseño de personajes estuvo bueno. Además, la banda sonora hizo el trabajo y el ending resalta. El tema “Eien no Kotae” está interpretado de forma genial por parte de HARUCA. Incluso, considerando que mi personaje favorito es Tsukai, el opening (“Tabishi”) que es interpretado por su seiyuu queda opacado por la canción de cierre.

Respecto a la dirección, me pareció regular porque acá recae el problema del cierre tan abrupto de la serie. Intentar armar una trama tan ambiciosa en tan poco espacio simplemente no podía salir bien. Y son este tipo de fallos los que duelen más porque la historia tenía el potencial para ser algo de mucho mayor impacto.

Honestamente, no es una serie mala, ni mucho menos; incluso el final no es terrible. El problema es que pudo ser algo de primer nivel y eso hace que al final quede un enorme sabor a poco que molesta bastante.

Por Shougo Amakusa (@shougoamakusa)