Inicio Cine Pelo Malo, un retrato de la velada intolerancia que campea en Venezuela y un ejemplo de que a veces menos es más

Pelo Malo, un retrato de la velada intolerancia que campea en Venezuela y un ejemplo de que a veces menos es más

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(Maracay, 3 de Mayo. Yakuza Webzine).- Con la tarjeta de presentación de una Palma de Oro en el Festival de San Sebastián, la película venezolana Pelo Malo, de la realizadora Mariana Rondón, llego a casa con la tarea de ser profeta en su tierra. Un film minimalista, con una historia simple y que se concreta sin aspavientos, deja al espectador sensible con una gran satisfacción y al consumidor hollywoodense insatisfecho.

De entrada la premisa del film es sencilla, una madre desempleada y viuda tiene que lidiar con la crianza de dos niños. Uno de ellos, Junior, desea con locura tener el cabello liso y ser un cantante famoso. Condicionado por los estereotipos de belleza de la televisión, el pequeño tiene que enfrentar el desamor de su madre, claramente en conflicto con las preferencias que afloran en el niño, y el crecer en una Caracas inhóspita y caótica.

La homofobia y el racismo velado que subsiste en Venezuela son temas centrales en un film guiado exclusivamente por sus personajes, Junior, interpretado magistralmente por Samuel Lange Zambrano y Marta, su madre (Samantha Castillo). Mientras el niño busca expresar su individualidad, su madre, quien no alcanza a comprenderlo y deja clara desde un principio su preferencia por su hijo menor, un lactante de tez clara y pelo liso, justo la aspiración de Junior.

A nivel técnico, el film empezó con una cámara que tendía a moverse demasiado, pero conforme avanzó fue estabilizándose y los planos más amplios desaparecen para dar pie a tomas cerradas, donde las miradas del niño y la madre, luchando por un poco de amor uno y por algo de calma la otra, son el centro dramático de la historia.

Pelo Malo 2

La mujer es una guardia de seguridad que se queda sin trabajo y se ve obligada a limpiar casas, un trabajo que no le dura mucho, lo que la lleva a luchar por recuperar su antiguo trabajo, aún a costa de su dignidad. También debe enfrentar las propuestas de la abuela paterna del niño, testigo de la lucha de Marta y que le ofrece una salida fácil.

Contrario a la madre, que ve como una enfermedad –o como su responsabilidad- el hecho que su hijo tenga incipientes tendencias homosexuales, la abuela lo apoya e incluso busca que cante las canciones del ídolo de los años 60, Henry Stephen. Atrapado en la lucha de poder entre ambas mujeres, el niño, confuso por sus propias preferencias, se ve forzado a elegir entre ellas.

Famosa por Postales de Leningrado, Rondón hace un gran trabajo tras la cámara y logra momentos perturbadores e hilarantes diálogos entre Junior y su vecina, una niña rellenita (Maria Emilia Sulbaran), cuya madre le cobra a Marta por cuidar a los niños mientras ella sale a tratar de recuperar su trabajo.

Sin embargo, una escena en particular, que no mencionaré, pone en entredicho la cordura de Marta que hasta el momento demostró ser cerrada de mollera, pero no idiota. Ante una situación que no logra controlar, sus tendencias violentas y castradoras son evidentes, si bien Rondón no cae en la tentación de permitir que la violencia física sea manifiesta, se conforma con insinuarla y eso es un acierto.

Es como la tentación de hacer una crítica social evidente sobre la descomposición social venezolana, que la realizadora solo explora superficialmente, negada a dejar que su film sea una crítica social obvia, dejando esa labor al espectador y no asumiendo ella misma el rol. Esto es evidente en las escenas en interiores, intimas, de planos cerrados y las de exteriores, donde Caracas es vista a la distancia, real y amenazante.

El film concluye de repente, zanjando su pequeña historia con un desenlace que puede parecer anticlimático a quienes acostumbran a ver un cine de finales felices y resoluciones definitivas. Pero Rondón evidentemente no busca una conclusión, la vida sigue y el cabello crecerá de nuevo.

Guion: 7/10
Actuaciones: 9/10
Cinematografía: 8/10
Dirección: 9/10
Aspectos Técnicos: 8/10
Puntuación Total: 8/10

Por Sensei Agot (@senseiagot)
Fotos: Sudaca Films

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