Los Héroes del Olimpo: El hijo de Neptuno, de Rick Riordan

(Caracas, 30 de mayo, Yakuza Webzine) La segunda entrega en la saga de los Héroes del Olimpo, El hijo de Neptuno, comienza con buen pie, mostrándonos que, como casi nos confirmaron a finales del libro pasado, Percy Jackson está vivo, solo que sufre de amnesia y solo recuerda un nombre de su pasado, el de Annabeth. Ahora, se encuentra enfrentándose a las hermanas de Medusa, que por alguna razón inexplicable, no mueren ni se desvanecen como deberían.

Antes de que sigan leyendo esta reseña del libro, se habla en profundidad de la trama del segundo libro de la saga Los Héroes del Olimpo de Rick Riordan, que comienza con El Héroe Perdido. Si quieren leer una reseña sobre el primer libro, hagan click aquí.

De más está decir que este desglose del libro tendrá spoilers, así que si no quieren dañarse la trama principal de este libro, pueden ir cerrando esta página y pueden volver apenas terminen de leerlo.

Para ser el segundo libro de la saga, El hijo de Neptuno comienza con algo de fuerza pero un poco de lentitud en su desarrollo. En primera instancia, más de un fanático suspiró con alivio luego de leer el nombre de Percy como apertura en el primer capítulo. El segundo suspiro de alivio vino cuando nos enteramos de que lo único que recordaba de su otra vida era un nombre específico: Annabeth.

Los nuevos héroes de El hijo de Neptuno

Sin embargo, lo más importante del hijo de Neptuno, son Frank y Hazel. Conocemos por primera vez a las otras dos piezas imprescindibles de la profecía de los siete. Hazel, una niña de 13 años que debería estar muerta, y Frank, un muchacho torpe que se ve a sí mismo como un bueno para nada. La dinámica de Percy y estos dos personajes nuevos es sumamente interesante, tienen una química instantánea y se sienten como amigos desde el primer momento. Es muy agradable recordar que Percy es una persona muy abierta y sabe abrir su corazón para las personas que considera de confianza.

Hazel y Frank tienen historias y poderes tan interesantes, que sus capítulos no se vuelven aburridos. Hazel, por su parte, tiene poderes sumamente peculiares de atraer metales preciosos, siendo hija de Plutón, la contraparte romana del dios de la muerte, Hades. Esto la convierte, de hecho, en una segunda hermana de Nico Di Angelo, a quien discutiremos más adelante.

En cambio, Frank Zhang, es un muchacho que no se siente como un líder, ni poderoso, ni astuto, ni la gran cosa, pero lo que sí sabe hacer es manejar un arco y flecha, por ende, él cree que debería ser reclamado por su padre, Apollo, en cualquier momento. Sin embargo… Resulta que Frank es hijo de Marte, la versión romana del dios Ares, el dios de la guerra, y es uno de los pocos semidioses del campo Júpiter en haber sido reclamado por su padre personalmente, dejando a muchos anonadados y confundidos,  ya que Frank nunca sería visto como un líder.

Lo que más me gustó de la historia fue que a pesar de que a El Héroe Perdido se le podían ver los hilos de la trama desde un principio, en este libro se enfocaron sobre todo en dejarnos conocer a los personajes en su totalidad.

Las batallas de El hijo de Neptuno se sintieron frescas y originales, incorporando los elementos más recientemente descubiertos, como los nuevos poderes de Hazel y Frank y un poco de nostalgia para los fans de Percy, aprovechando nuevamente sus poderes acuáticos como hijo de Poseidón. Otro que me encantó fue la marcada diferencia entre ambos campamentos. Mientras el campamento mestizo se siente rústico y “simple” por así decirlo, el campamento romano se siente mucho más serio y delicado con los asuntos de guerra. Además, se confirma que los romanos siempre estuvieron allí, librando batallas alejados de los semidioses griegos, pero de alguna forma colaboraron en la guerra contra Kronos y todas las demás batallas principales de la saga de Percy Jackson y los dioses del Olimpo.

Volvemos al antiguo formato de la misión a cumplir, en este caso liderados por Frank siendo llamado directamente por su padre para cumplir su deber; y nos entregan unas escenas sumamente épicas que evocan mucha nostalgia por los libros de la saga original de Percy Jackson, y nuestros héroes rescatan a uno de los mejores personajes de la saga: Ella la harpía, quien no tiene mucho vocabulario pero ama los libros, culminando la historia con un increíble enfrentamiento final con Polybotes y su ejército, que se lleva a cabo en el campamento Júpiter.

El campamento Júpiter

Para finalizar, en el campamento Júpiter descubrimos que los semidioses pueden vivir en paz y llegar a envejecer juntos y formar familias, a pesar de que siempre habíamos visto que no era posible según Chiron y el campamento mestizo. Aquí vemos una dinámica de una ciudadela protegida por el dios Término, el dios protector de los límites e hitos fronterizos, con universidades y escuelas para los hijos de los semidioses. Apenas Percy ve esta dinámica nueva, su corazón se llena de esperanza por un futuro junto a Annabeth, consecuentemente haciéndonos explotar a los shippers de Percabeth en mil pedazos coloridos y alegres.

En el hijo de Neptuno, descubrimos, además, que el campamento Júpiter se encuentra a cargo de la misteriosa Reyna a quien mencionó Jason a finales del libro anterior, y Octavian, un personaje que no le da buena espina a nadie en el campamento, mucho menos por su parecido a Luke y sus extraños poderes “videntes” que a todos nos ponen en estado de alerta.

Nico Di Angelo por alguna razón que todavía no se explica se encuentra en el campamento Júpiter, haciéndose pasar por el “embajador” de Plutón, y es el responsable tras la resurrección de Hazel Levesque. No obstante, lo que más confusión me causó como lector fue el hecho de que negara conocer a Percy, a pesar de ser el único “amigo” de su antigua vida en encontrarse con él inmediatamente después de su amnesia. Por supuesto, en el universo de Riordan, nada es casual, así que espero descubrir la razón tras su razonamiento en los próximos libros.

Para cerrar, debo decir que ese final me obligó comenzar a leer la tercera entrega de la saga de inmediato. Con una pequeña escena de Leo, comentando que llegarían todos al campamento romano en los próximos días, pero sin mostrar en sí si todos los personajes que queremos ver se encuentran sobre el Argo II, no me quedó otra opción que abrir La marca de Atenea apenas terminé este.

Adoré este libro, muchísimo más que el anterior, y me emocionó muchísimo por el resto de la saga, ya que pude llegar a querer y apreciar mucho más a Hazel y a Frank que lo que logré con Piper y Jason. Además, nada puede salir mal cuando Percy Jackson está de vuelta con su intelecto y sus respuestas sarcásticas luego de un libro completo de ausencia.

Si les gustó el libro, no se olviden dejarme un comentario más abajo, diciéndome qué les pareció.