Anime Koutetsujou no Kabaneri: Así es como se hace un primer episodio Por Amilcar Trejo Mosquera Publicado en 09/04/2016 7 minuto leer 1 0 (Madrid, 9 de Abril. Yakuza Webzine).- Antes del inicio de la temporada de primavera se vendió a Kōtetsujō no Kabaneri como la copia de Shingeki no Kyojin. Ojalá todas las «copias» de otra serie empezarán así de bien. Situado en un entorno post-apocalíptico steampunk, esta serie del director Tetsurō Araki inicia con tal fuerza que no resulta difícil ignorar las evidentes similitudes con Shingeki no Kyojin, serie que también dirigió. Pero este anime podría sacar inspiración incluso de otros trabajos anteriores de Araki, que también trabajó como director en algunos episodios de Gungrave, por allá por 2003. El currículo de este realizador incluye además a Black Lagoon (director de episodios y artista de storyboard), Death Note (Director, storyboards y animador del opening), High School of the Dead (Director), entre otros. El argumento de Kabaneri nos presenta un mundo en plena revolución industrial, en el que un monstruo apareció y empezó a contaminar humanos con su mordida. Si, igual que una película de zombies, pero en un entorno steampunk y con samurais. Las personas mordidas se transforman en Kabane, seres agresivos que no pueden ser derrotados a menos que se destruya su corazón, que brilla como metal liquido y que parece protegido por una coraza igualmente de metal. En la isla de Hinomoto las personas han construido una especie de ciudades amuralladas a las que llaman estaciones y que solo se pueden comunicar entre si mediante trenes fortificados y llenos de soldados que tratan de mantener a raya a los Kabane. Nuestro protagonista es Ikoma, un joven sobreviviente de un ataque de Kabane, que trabaja como herrero y que busca crear un arma capaz de matar a los monstruos. Antes que concluya el primer episodio tendrá ocasión de probar su invención. Lo primero que se nota a leguas al ver este anime es que cuenta con una de dos cosas: o un presupuesto impresionante o artistas dispuestos a dar su mejor esfuerzo así la paga sea horrenda. A nivel visual Kōtetsujō no Kabaneri tiene una animación de nivel cinematográfico que por instante me hizo dudar sobre si estaba viendo una serie o una película de Ghibli. Tanto las escenas de acción como las de vida cotidiana cuentan con un nivel de detalle abrumador para una producción televisiva. Con respecto a la estética, resulta cautivadora. El diseño de personajes parece venido de otra era. Si tuviera que ubicarlo, parece de finales de los años 90 o inicios del milenio. El nivel de detalle y variedad de diseños de personajes está en un nivel tan alto que cuesta creer que se traten de diseños para anime, donde los trazos suelen simplificarse para facilitar la animación. Incluso los zombies de turno cuentan con diseño amenazador e interesante, con claras inspiraciones tanto en Shingeki no Kyojin como en la propia Gungrave. Claro, hay momentos en que baja el nivel, pero es comprensible; es casi imposible mantener tal calibre de animación y detalle en el dibujo en una serie televisiva. Con respecto a la historia, de entrada podría catalogarse como el punto más débil, en vista de sus obvias similitudes en tono con otras series. El escenario post-apocalíptico no es ninguna novedad, pero todo dependerá de su desarrollo a futuro. En principio lo han hecho con solidez y buscando lo que lograron: impactar. De aplaudir la manera natural en la que lograron introducirnos a este mundo sin recurrir a la exposición. Por supuesto que más adelante tendrán que usar el recurso, pero de entrada decidieron que el propio mundo contara su historia sin necesidad de premasticarla para el espectador. Ikoma, por obvio que pueda resultar, será la clave de esta serie. Con un vistazo se le ve increíblemente superior a Eren. Logra parecer al mismo tiempo una persona sensible y tremendamente inteligente, que pese a estar obsesionado con vengarse de los Kabane, no pierde su humanidad. A mitad de camino entre un nerd y un badass, Ikoma me vendió Kōtetsujō no Kabaneri con un cierre de episodio que me dejó con ganas de más y pronto.