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Sakurada Reset: Cuando un anime es protagonizado por maniquíes

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Sakurada Reset

(Lechería, 16 de septiembre. O’kuroku).- Con una premisa interesante, Sakurada Reset demostró que una serie necesita expresividad en sus personajes para poder transmitir las emociones.

El argumento no es original, pero no por eso deja de ser atractivo. Nos encontramos en el pueblo de Sakurada donde por alguna razón todos sus habitantes desarrollan una habilidad especial. Estas habilidades son únicas para cada uno de las personas por lo que no veremos dos iguales.

A partir de allí, nos centramos en los protagonistas de esta historia, Kei Asai quien tiene como habilidad poder recordar absolutamente todo; Misora Haruki quien puede devolver el tiempo en el pueblo hasta un máximo de tres días; y Sumire Souma quien tiene la habilidad de precognición y puede ver el futuro de una persona al hablar con ella. Lo interesante es que ese futuro no es absoluto, por lo tanto, puede ser modificado una vez conocido.

Con ese setting, díganme si no hay curiosidad de saber qué va a pasar allí. Obviamente que eso hizo que me animara a ver este anime; sin embargo, desde el principio empecé a notar un problema. Ninguno de los personajes era capaz de expresar sus emociones más allá de las palabras.

Bueno, decir ninguno quizás es exagerar, pero la gran mayoría (sobre todo los principales) sólo poseían una expresión facial: Rostro serio y frío, impertérrito pues. Era como si a los animadores se les olvidó animar las expresiones y simplemente dejaron ese template fijado.

Es verdad que muchos anime cuentan con un personaje serio y frío, pero generalmente es uno solo que justamente resalta por esa cualidad. Es por eso que terminan gustando y terminan siendo populares entre la audiencia. Pero como dice mi mamá, “no porque una cucharada de una medicina te hizo bien, tomarte el frasco te hará mejor”.

No sé si en las novelas originales de Yutaka Kouno los personajes están descritos de esa forma; o si fue la gente del estudio David Production, encabezadas por el Director Shin’ya Kawatsura quienes tuvieron la idea de maximizar esta característica, pero debo decir que el resultado fue terrible.

Quizás en la novela pudiera funcionar mejor, pero en una serie de TV eso es totalmente contraproducente. En el lenguaje escrito, el autor puede describir las emociones de tal forma que le lleguen puras al lector, aunque los personajes no reaccionen. No obstante, en un contenido visual, si los actores / personajes no tienen expresividad, difícilmente el televidente podrá involucrarse en la trama.

Y debo decir que la trama no era mala, al contrario. Sin ser muy ambiciosa, al menos lograba ser interesante; no obstante, era una tarea titánica poder hacer inmersión en un anime donde sus protagonistas estaban viviendo situaciones que cambiarían sus vidas para siempre con rostros totalmente planos.

Por un momento pensé que esto buscaba lograr mayor impacto en las escenas dramáticas donde los personajes sí mostrarían un amplio abanico de expresiones; sin embargo, nada más lejos de la realidad. Ni siquiera en el desenlace pudimos ver ajustes en ese sentido.

Es verdad que Souma en varias oportunidades se mostró expresiva; sin embargo, del trío protagónico era ella quien desde el inicio tenía cierta expresividad. No obstante, tanto Kei como Misora eran un monumento a la impavidez; de hecho, en el propio episodio final donde estaba todo puesto para que nos mostraran más, esta pareja ni siquiera lo intentó.

Bueno, bueno, decir que ni siquiera lo intentaron puede que sea muy duro. La verdad es que intento de parte de ambos hubo, pero los resultados fueron penosos. Era demasiado artificial verles tratando de mostrar emociones. Como dirían los estadounidenses, fue “muy poco y muy tarde”.

Así no hay manera de que uno compre lo que está pasando o sienta interés por los personajes; y sin esta conexión, da igual lo que suceda en la historia porque al final del día no nos importa.

En el apartado técnico, la animación fue regular y por momentos muy mala. El diseño de personajes no fue la gran cosa y la música lejos de ayuda, jugó en contra pues la banda sonora era igual de fría que los personajes. Además, tengo que decir que la elección del segundo opening fue lamentable.

Colocar un tema movido, casi bailable, a una serie donde sus personajes apenas si mostraban emociones me pareció trolleo. Aquello daba risa y pena ajena a partes iguales y si empiezas a ver un episodio con esas emociones es todavía más cuesta arriba que algo de lo que suceda te importe.

Respecto a la dirección, no llega ni al aprobado porque la manera que se eligió para contar la historia fue muy mala. Tanto, que una premisa que en el papel lucía interesante y una trama que en cierto modo le hacía justicia fueron totalmente opacadas por los rostros congelados de sus protagonistas.

Como digo en el título, era como ver un anime protagonizado por maniquíes. Pero si algo positivo puede sacarse de todo esto es que ya ha quedado totalmente demostrado que este tipo de enfoques no sirven para contar historias. Un personaje frío agrada, pero si todos son así, en el mejor de los casos se pierde el interés.

Por Shougo Amakusa (@shougoamakusa)

Sakurada Reset
Argumento 70%
Guión 70%
Personajes 30%
Arte 60%
Animación 60%
Banda Sonora 40%
Dirección 30%
Summary
Un ejemplo de cómo un pésimo manejo de los personajes, considerando el medio, puede ser capaz de acabar con una historia prometedora
51 %
Nota Final
Calificación del Usuario 3.38 ( 13 votos )
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