El Jardín de las Palabras: Toda una joya de la animación

(Lechería, 08 de junio. Yakuza Webzine).- Hoy comparto con Ustedes mi opinión sobre El Jardín de las Palabras, filme creado por el maestro de la animación Makoto Shinkai.

Desde hace mucho tiempo tenía esta película en mis manos, pero no me atrevía a verla porque conociendo el manejo del romance de Shinkai, sabía que iba a terminar muy golpeado emocionalmente.

Pero ya no quise darle más largas y ayer me anime a disfrutar de este filme, ¿el resultado? Terminé con mucha rabia y frustración por la pareja principal, pero de nuevo tengo que aceptar que Shinkai es un verdadero grande de la animación, no en balde en muchas partes le llaman “El Nuevo Miyazaki” y la revista Variety lo incluyó en la lista de los 10 animadores que se deben ver de 2016.

Así que sin más preámbulos vamos a empezar a desmenuzar esta gran obra.

Argumento

La premisa de El jardín de las Palabras (Kotonoha no Niwa) en espíritu es algo que se ha visto muchas veces, pero la forma en que se presentó en este filme fue interesante. Acá tenemos a ese “típico” romance entre alumno y profesora, con la diferencia de que el setting se encuentra alejado de las paredes del instituto, lo cual a mi modo de ver le da un aire distinto y refrescante.

Además, acá no vamos a ver a esa profesora fuerte, segura de sí misma y al estudiante joven e inmaduro que va tras ella; en esta ocasión, tendremos a una educadora que está pasando por un momento crítico profesional y emocional, y a un chico quien, aunque no deja de ser joven e inmaduro, se muestra bastante más centrado.

Este enfoque distinto me gustó bastante porque demuestra que a pesar de ser cierto aquello de que “todo está hecho”, aún se pueden encontrar nuevos ángulos para mirar situaciones conocidas.

Guión

Si ya la premisa lucía interesante por ese cambio de enfoque, su desarrollo fue toda una obra de arte. Excelente la manera en que Shinkai planteó la historia, sobretodo porque esa caseta del parque terminó siendo un personaje más en la película. Fue realmente refrescante salir de ese ambiente de instituto; sí, es cierto que hubo algunas escenas con ese entorno, pero fueron pocas y sin mayor relevancia en la trama.

Y si hablo de la caseta como un personaje, no puedo dejar de mencionar a la lluvia, fue impresionante cómo El jardín de las Palabras giró en torno a estos dos puntos; al extremo de que el avance en la relación siempre estuvo marcado por la duración de la temporada de lluvia y por el refugio que de ella brindaba la caseta.

Sobre el desenlace, pues como es el estilo de Shinkai, estaba claro que no habría final feliz y menos en este caso dada la diferencia de edad y la posición del joven y la mujer. No obstante, ello no hace menos fuerte el golpe al verlos separarse, sobretodo porque hacia el final hay un momento donde pareciera que hay esperanzas de que queden juntos, pero al final eso queda como una ilusión efímera.

Acá debo acotar, que como ya viene siendo común en las obras de Shinkai, el manga que salió posterior al filme nos da más detalles tanto del desarrollo de la trama como del epílogo, siendo lo más destacado el hecho de que en la obra impresa podemos ver a Yukino usando los zapatos que le hizo Takao.

¿Y he hablado del simbolismo? Este es otro recurso muy típico en las obras de Shinkai, y en este filme no me refiero sólo a la lluvia o a la caseta; sino al hecho de que la trama también se mueve alrededor de unos zapatos. En cierta forma, Yukino ve en Takao un soporte para poder retomar su camino, lo cual se plasma en el hecho de que el chico le está haciendo unos zapatos. Este detalle me pareció genial porque es usar todos los elementos posibles para que ayuden a la hora de contar la historia.

Personajes

Aquí vemos de nuevo la maestría de Shinkai, tanto Yukino como Takao fueron muy bien creados y a pesar de lo corta de la película, mostraron un desarrollo creíble y profundo por lo que es fácil darse cuenta que al final del filme ambos han evolucionado como personas.

Takeo quizás es el más normal de los dos, es un estudiante de secundaria que sueña con hacer carrera como zapatero profesional, a pesar de que sus habilidades no son las mejores. El esfuerzo del chico por seguir sus sueños es algo con lo que muchos nos podemos identificar, pero a pesar de eso, siempre se muestran cosas que nos recuerdan que sigue siendo un adolescente.

El hecho de saltarse las clases en los días lluviosos es una muestra de esa rebeldía típica de su edad, y a su vez es el trigger que hace posible su encuentro con Yukino.

Yukino, por su parte, se aleja mucho de ese perfil de maestra segura y centrada; es verdad que posteriormente se evidencia que es muy querida por sus alumnos, pero por un conflicto amoroso en el que ella no tuvo culpa terminó sufriendo un gran rechazo de estudiantes y profesores por lo que terminó siendo alejada del instituto.

Esto le terminó causando un gran impacto en sus emociones al punto de que empezó a sufrir de un trastorno del gusto que le hacía comer sólo chocolate y tomar sólo cerveza. Realmente, como ella misma lo dijo en algún momento del filme, su vida se estancó a partir de ese momento.

Entonces es cuando vemos la magia de El Jardín de las Palabras, porque entre ese Tanka que usa Yukino para despedirse la primera vez que se vieron, la lluvia y la caseta, ambos personajes empiezan a crear un hermoso lazo que no sólo les hace crecer, sino que les hace esforzarme aún más por alcanzar sus metas.

Takao pone todo su empeño en hacerle los zapatos a Yukino como una forma de tener un objetivo inmediato en post de su sueño mayor, mientras que Yukino reúne las fuerzas para recuperar su vida aunque sea en otro lugar.

Al final, aunque ambos terminan separados, es imposible no sentir que los dos están caminando por el sendero correcto y que eventualmente, sus caminos volverán a cruzarse para que puedan seguir juntos el resto de la ruta. Obviamente, en el manga esto se ve mucho más claro al observar a Yukino usando los zapatos hechos por Takeo. No olvidemos que con Shinkai, como ya mencioné, el simbolismo es parte fundamental de su obra por lo que cualquier detalle, aunque luzca pequeño, siempre tendrá gran relevancia en la historia.

Arte

Acá deberían ponerle a esta película 20 de 10, visualmente es una de las mejores obras que he visto; es impresionante la calidad en cada cuadro, las tomas, los paisajes, los colores, el diseño de personajes, todo es superlativo.

Quizás lo único que pudiera decir, y esto es hilar fino, es que los personajes se parecen un poco a los de 5 centímetros por segundo, pero fuera de eso, no hay nada que se pueda objetar en este apartado.

Animación

Si el arte fue excelente, la animación fue aún mejor. La fluidez de las secuencias, las tomas de la lluvia, el movimiento, hasta los personajes extras en muchos cuadros estuvieron muy bien definidos. Realmente fue un trabajo impecable el que se hizo en este apartado, lo cual ya es una marca registrada de Makoto Shinkai, en sus obras así como uno espera finales tristes, de igual forma espera gran arte y mejor animación.

Banda Sonora

Muy buena, de verdad que no sólo cumple el trabajo de meterte en ambiente, sino que destaca por sí misma; los solos de piano fueron todo un deleite auditivo y era como si ellos nos estuvieran narrando la historia que veíamos ante nuestros ojos.

Incluso, el tema de cierre, “Rain”, encajó perfectamente en la obra; eso sí, aunque me pareció una canción muy buena, creo que no alcanzó el nivel de “One More Time, One More Chance”, ending de 5 cenímetros por segundo.

Dirección

Ya con todo lo visto hubiera sido demasiado extraño que este apartado desentonara y evidentemente no lo hizo; la edición estuvo extraordinaria, el manejo de cámara se mantuvo en todo momento a un alto nivel y el ritmo fue el adecuado.

Respecto al ritmo, esto no es poca cosa, porque recuerden que hablamos de un filme de 46 minutos de duración; el riesgo que había de tratar de contar las cosas de forma apresurada siempre estuvo latente, así como su contraparte, ir demasiado lento y dejar muchas cosas por fuera.

En lo personal, tenía el temor de que Makoto Shinkai, a quien le gusta tomarse su tiempo para contar las historias, pecara en ir con mucha parsimonia y luego quedarse sin minutos; pero por suerte no fue así, creo que la duración y el ritmo estuvieron totalmente acertados. Al final, pudimos entender la trama, vimos el desarrollo de los personajes, presenciamos su relación y el final no se sintió apresurado.

En resumen, El jardín de las Palabras es una de esas obras que no sólo los fans del anime, sino los amantes del buen cine deben ver; decir que esta es una joya del anime es quedarse cortos, es una joya de la animación en general.

¿Y Ustedes? ¿Que opinan? ¿La han visto? ¿Conocen la obra de Shinkai? Me gustaría saber sus opiniones, así que espero sus comentarios. Nos vemos en la próxima entrega.

Por Shougo Amakusa (@shougoamakusa)