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Una noche con los Stones: Las leyendas volvieron a Argentina

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(Buenos Aires, 27 de Febrero. Yakuza Webzine).- En su cuarta vez en Argentina, los Rolling Stones estuvieron 10 días en la ciudad disfrutando de los placeres porteños y emocionando a sus fans con tres conciertos en el estadio único de La Plata a principios de Febrero. 

Como parte de su Tour Olé por América Latina, sus «satanicas majestades» se presentaron el 7, 10 y 13 de Febrero en la capital Argentina.

El público argentino (su servidora incluida) realizó guardias en los hoteles en donde se hospedó el grupo y llevó a cabo una verdadera cacería para lograr el deseado contacto con sus miembros, lo cual fue prácticamente imposible, dadas las precauciones que se tomaron para resguardar su privacidad.

Sólo lo que compartían por Instagram o lo que los medios averiguaban era lo que se podía saber de sus movimientos durante su estadía: asistir a un show privado de Fito Páez, shows de tango, caminar por un muy vacío cementerio de Recoleta o por los bosques de Palermo, y hasta cenar con el Presidente Mauricio Macri.

Llamó la atención el hecho de que los miembros se hospedaran en 3 hoteles distintos, distanciados entre sí, lo cual concuerda con los rumores de que los miembros ya no se sienten tan cercanos como antes (aunque después de 50 años trabajando juntos es más que entendible).

Los recitales estuvieron rodeados de noticias por disturbios (primera noche), y un intento de robo de las ganancias obtenidas por las bebidas, sin embargo esto no mermó la euforia tanto de los asistentes como de los integrantes de la banda.

El tercer y último día del recital (13 de Feb) a las 4 p.m. nos dejaron entrar (más de 50 mil personas) al estadio.

Después de comprar un par de cosas en la tienda oficial, proseguí a sentarme, mientras mis amigos iban cerca del escenario. Fue la primera vez que no pude estar cerca de la tarima, ya que no estaba en condiciones (me operaron hace poco) y entendí por primera vez la gran necesidad de que existan sitios reservados para personas con discapacidad o problemas de salud (espacio que no fue pensado esta vez por los organizadores del concierto).

Mientras esperábamos tocaron las bandas La Beriso y Ciro y los Persas, con un estilo muy diferente al de los Stones pero lo suficiente para calentar los motores.

Finalmente, a las 9:10 se apagaron las luces y las pantallas mostraron imágenes y videos con fotos históricas de los Stones y los acordes de Star me Up, iniciaban el idilio de un concierto que duraría más de 2 horas. Con colores fuertes rosas, azules y verdes, cada uno de los integrantes era fácilmente distinguible aun a distancia. Unos colores que me recordaron mucho a la década de los 80´s.

Los clásicos It´s only rock and roll, Tumbling Dice, Out of Control y Beast of Burden, siguieron el set; con un Jagger que –con 72 años- corría de un lado al otro y bailaba muy energéticamente, un Pirata del Caribe Richards que de vez en cuando bromeaba con sus colegas o fumaba al mismo tiempo que tocaba su guitarra y un Wood que al sólo toque hacía vibrar su guitarra.

Las bromas de Jagger no se hicieron esperar, referenciando a sus coristas como la «Violeta» y el «Charly Garcia» de la banda, saludando a Pancho (el Papa Francisco) que seguramente los estaba viendo desde México y prometiendo que iba a volver porque se había ¨comprado un dos ambientes en Chacarita¨.

La noche siguió con You got me rocking (elegida por el público), Paint it black, Honky Tonk Woman, You got the silver (la cual cantó Richards), Happy, Midnight rambler, Miss you, Gimme Shelter, Brown sugar, Sympathy for the Devil (con un asombroso despliegue audiovisual y un Jagger con capa negra y plumas rojas), y Jumping Jack Flash. Y ya se sentía entre el publico que venía el final.

Los encore: You can’t always get what you want (con un increíble coro) y para despedirse dejándonos con pura Satisfaction.

Muchos dicen que este concierto tuvo sabor a despedida, pero yo difiero, fue una larga espera para mi, muchos años soñando con este momento, escuchar mis temas favoritos y dejándome asombrar por el espectáculo que estaba ante mis ojos. Este fue sin lugar a dudas uno de los mejores conciertos de mi vida y los Stones demostraron que la edad no es un limitante para seguir rockeando y que aún les queda energía para muchos años más.

Colaboración especial de Maria Gabriela Briceño, de El Arte de Hacer Música

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