(Buenos Aires, 9 de enero, Okuroku).- James Franco se pone la piel de Tommy Wiseau en The disaster artist, un desconocido y peculiar actor/director/escritor quien realizó la peor película de la historia del cine: The Room.

Nadie sabe de dónde salió Tommy Wiseau, ni quién es realmente ni de dónde sacó su dinero, los seis millones que utilizó para financiar su propia película. Sobre esta gran incógnita se construye el film que muestra una reconstrucción de la grabación de The Room.

Quienes no hayan visto nunca la película original, no podrán creer lo insólita que es. The Disaster Artist, la película sobre la película: esto es lo que realmente pasó. El film cuenta con un guion adaptado del libro de Greg Sestero, quien es conocido como el mejor amigo de Tommy Wiseau.

De una calidad dudosa, de una ejecución incoherente, de diálogos que no tienen sentido. Los personajes están insertados como si ya supiéramos quienes son. Con un formato de sitcom pero con una duración de una hora y media.

James Franco logra capturar en The Disaster Artist el anhelo de Wiseau, no solo por consagrarse como el héroe y protagonista de un film, sino, sobre todo, de un film americano. La esencia de Wiseau parece ser no entender absolutamente nada a su alrededor: carece de empatía, de habilidades relacionadas al mundo cinematográfico, de estrategias sociales y de conocimiento de la cultura general estadounidense (a pesar de afirmar todo el tiempo que es de Estados Unidos). La actuación de James Franco es probablemente uno de los mejores elementos de la película, tanto así que le valió su segundo Globo de Oro, esta vez en la categoría de mejor actor -comedia o musical.

Ciertamente es un personaje al que todos miramos de reojo si es que no nos reímos, quizás hasta que menciona que tuvo un accidente automovilístico. Probablemente ese es el móvil para hacernos pensar algo más de Tommy Wiseau de lo que pensamos: una profundidad apenas de la superficie de este enigmático personaje. Un dato que, en el film de James Franco, al igual que en original The Room, no volverá a ser retomado, dándole de esta manera una vuelta de tuerca sutil e inteligente a aquella inclasificable pieza del 2003.

El hito de la ridícula-reproducción lo vemos en situaciones como la filmación del callejón, donde el personaje interpretado por Seth Rogen le dice que podrían haber usado el callejón de afuera que es exactamente igual. Y sobre todo en el personaje de la madre de Lisa, quien interpreta a una suerte de espectador dentro de la película misma (¿quizás un doble espectador dentro de The Disaster Artist?) diciendo lo que nosotros pensamos acerca de las incoherencias que la rodean.

Sin embargo, Wiseau prefiere presumir, ser prepotente, hacer las cosas al estilo Hollywood: gastar y gastar es su fórmula. Incluso en el film original el guion deja entrever esa ideología plasmada en el dialogo inicial con la madre: él es un buen hombre y te provee. Te compró un auto, vestidos y joyas. Va a recibir un asenso muy pronto.

Tommy construye la fantasía del sueño americano en todos sus aspectos. La cual finalmente consigue de alguna forma, pero no como él lo deseaba. Su triunfo como cineasta se ve opacado por las risas descontroladas del publico que presencio su estreno por primera vez.

Un James Franco que para el final de la película nos olvidamos completamente de que es él, nos pone de manifiesto el momento en el que a Tommy se le rompe el corazón, para inmediatamente aceptar que, de un modo u otro, ha logrado despertar y sacudir al publico entero y que, sin saberlo, acababa de gestar uno de los fenómenos más extraños (o extraordinarios) de Hollywood hasta ese entonces.

¡Si la viste contanos que te pareció!

Por Abril Taker

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