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Mazinger Z: Infinity fue una vuelta a la infancia en el año de Go Nagai

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Mazinger Z: Infinity

(Madrid, 22 de Agosto. O’kuroku).- Esta review llega un poco tarde, pero es que lamentablemente me perdí Mazinger Z: Infinity cuando estuvo en cines. Con solo un par de días en pantalla resultó imposible verla. No obstante, estaba en mi lista de pendientes… No por nada en mis primeros años de vida fue de mis series favoritas.

No importaba que tuviera pesadillas con el Barón Ashura, Mazinger Z era un rito obligatorio de lunes a viernes para mi. No importaba que estuviera castigado sin televisor, de alguna manera lograba escabullirme para ver como Koji Kabuto subía al Pilder y hacía salir al robot gigante al grito de Mazin-Go.

2018 ha sido el año de Go Nagai, a finales de 2017 y hasta 2018 estuvo en cines de todo el mundo Mazinger Z: Infinity, pero además, se estrenó DEVILMAN Crybaby en Netflix y todo el mundo perdió la cabeza. Además, este año también tuvimos Cutie Honey Universe. Pero para mi, como les debe haber quedado claro, la prioridad es Mazinger.

¿Pero que tal es esta película considerando que la serie original era de 1972 y que luego hemos revisitado este universo en múltiples ocasiones a través de los años, con miniseries como Mazinkaiser?

El mito regresa para convertirse en un Dios o un Demonio

La premisa de este film es simple. Infinity tiene lugar unos años después de que Mazinger Z y Gran Mazinger derrotaran a los villanos. Nuestros coloridos héroes ya no son tan jóvenes y deben lidiar con sus carreras y familias. Pero todo cambia cuando se descubre en el Monte Fuji un nuevo Mazinger tan gigantesco que hace que el original luzca diminuto.

La película inicia con acción desde el primer minuto, con Tetsuya Tsurugi y Gran Mazinger enfrentándose a un ejercito de monstruos-robot en la Planta de Energía Fotónica de Texas. Como consecuencia de los sucesos de la serie, la energía fotónica se ha esparcido por el mundo. Además, Mazinger ha sido adaptado en robots producidos en masa con un diseño y habilidades similares, que se usan para aplicaciones industriales y militares. Uno de estos es pilotado por Shiro, el hermano pequeño de Koji, que ahora tiene la misma edad que tenía su hermano cuando subió al Pilder por primera vez para enfrentar a los monstruos del Dr. Hell.

La película transpira nostalgia en la forma como nos va presentando el destino de cada personaje. Para los viejos fans es todo un placer ver como nadie se queda por fuera en este retorno. Koji Kabuto ahora es un adulto en sus 30 y un científico exitoso. Sayaka, su novia de años y piloto de Afrodita, es ahora la directora del Laboratorio Fotónico en lugar de su padre, que ahora es Primer Ministro de Japón. Boss y sus amigos tienen un restaurante de Ramen, el trio de viejos científicos siguen en el laboratorio. Todos están de vuelta. Incluso el volver a ver al Dr. Hell junto a sus lugartenientes, Brocken y Ashura, es nostálgico.

Los personajes de esta historia son bastante formulaicos y la historia es fácil de seguir incluso para nuevos espectadores, pero el valor de este film para los fans es mucho mayor. Mazinger Z: Infinity tiene la cualidad de ser un producto de su tiempo pero al mismo tiempo encaja perfectamente en el panorama actual del anime. Incluso con su descarado sexismo en algunas escenas que te harán girar los ojos. Si, hablo de ustedes «chicas Mazinger».

No obstante, incluso estas pequeñas muestras de fanservice innecesario son perdonadas cuando suenan los acordes del tema original de Mazinger Z, en una nueva versión en la voz del asombroso Ichiro Mizuki, por el que parece que los años no pasan.

El nuevo Mazinger oculto en la montaña es obviamente el objetivo de Dr. Hell, y su piloto, una inteligencia articial en el cuerpo de una chica llamada L.I.S.A., es la llave para activar su poder capaz de reescribir la realidad. Quien controle al Mazinger Infinity podrá convertirse en un Dios o Demonio. Si, un argumento simple y en apariencia tonto que da para un segundo acto sorprendentemente filosófico y muy lento en contraste con el resto.

Pero no tanto como para obligar a las neuronas a pensar demasiado. El conflicto es simple: El Dr. Hell opina que la debilidad de la humanidad es su incapacidad de ponerse de acuerdo debido a su diversidad de culturas y valores. En consecuencia, la humanidad no merece existir. Mientras, Koji intenta reconciliar su actual rol como científico con su pasado como piloto. No sabe si dejar paso a la nueva generación para que se conviertan en héroes y buscar su propia felicidad con Sayaka, o si volver al campo de batalla.

Pero todos sabemos como irá todo. Koji volverá a pilotar a Mazinger y salvará el día, como tiene haciendo desde hace 46 años. Pero su decisión no fue convertirse en un Dios o un Demonio, fue seguir siendo humano.

Fantástico para fans, no tanto para nuevos

Para una película llena de acción, Mazinger Z: Infinity es bastante ligera de ver. Con la excepción de ese segundo acto más lento, el film está lleno de momentos coloridos, escenas de acción y mucha destrucción. Ambos, Gran Mazinger y Mazinger Z, destruyen prácticamente a todos los monstruos de la semana de sus series en sucesión y como si no fueran gran cosa. Si tienen dificultades es por el volumen abrumador de enemigos y eso hace que te preguntes ¿Por qué el Dr. Hell no hizo eso la primera vez? Pero no tiene sentido cuestionarse la falta de lógica en los villanos de una obra de este tipo.

En el apartado técnico, los personajes están animados del modo tradicional, dibujados a mano y en 2D. No obstante, las batallas están hechas en 3DCG, que gracias a un solido diseño de mechas que evoca a los originales, luce excelente en algunos pasajes. No obstante, la coreografía de las batallas solo tiene dos grandes piezas de acción que impresionen, el resto es francamente conservador. Al mismo tiempo, debido al increíble volumen de enemigos, la apuesta ha subido mucho y se compensa la poca inspirada coreografía de combates de algunas escenas.

Lo que mantiene el entretenimiento es el apego a la formula de los súper robots, pese al bajón del segundo acto del guion. Al final todo se reduce a robots gigantes dándose golpes sin piedad con una épica música de fondo y el conflicto subyacente queda en un segundo plano. Mazinger Z: Infinity es un solido viaje a la nostalgia, pero que carece de argumentos para conquistar nuevas audiencias. Su público meta va de los 30 a los 50 y tantos años, aquellos que pudieron ver la vieja serie cuando se emitió o en las repeticiones en canales de televisión de todo el mundo hasta bien entrados los años 90. Los nacidos después de 1988 no la disfrutarían tanto, pese a que es indudablemente divertida.

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