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FanFic Cross Ange: La Venganza de los Antiguos 10

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FanFic Cross Ange

Cross Ange: 天使と竜の輪舞 (Rondó de Ángeles y Dragones)
La Venganza de los Antiguos
Por Shougo Amakusa

Capítulo 9
El Camino del Caballero

Ange, Tusk, Naga y Kaname estaban en sus Ragna-mail haciendo otra expedición para buscar a Salamandinay y Dominic. Había pasado más de una semana desde que la pareja había salido y en ningún momento habían informado que estarían fuera tanto tiempo. Obviamente, esta larga ausencia preocupó a todos y pronto se empezaron a armar equipos de búsqueda pensando que quizás, la nave de Dominic se encontraba averiada; después de todo, aun estaba en periodo de prueba tras la reparación.

Ange fue con la Sacerdotisa para informarle de la situación y Aura decidió que lo mejor era mantener el asunto en secreto para evitar crear pánico; además, nadie pensaba que hubiera pasado algo malo. El peor escenario que todos imaginaban era que la pareja había querido disfrutar de una escapada romántica y que el Ragna-mail de Dominic había fallado dejando a ambos aislados e incomunicados.

Incluso, a pesar de que pasaban los días y las búsquedas resultaban infructuosas, ese escenario no perdía fuerza. Obviamente, la Tierra Verdadera era enorme y la cantidad de naves en búsqueda no eran demasiadas por lo que no era de extrañar que no pudieran dar con ellos de forma rápida.

El mayor temor de todos era que alguno, o los dos, estuviese herido o que no pudieran encontrar suministros; sin embargo, todos sabían que Salamandinay y Dominic eran guerreros por lo que no se iban a dejar derrotar fácilmente a pesar de no estar en las mejores circunstancias. Aunque esa espina de que la princesa podía adoptar su forma de dragón para regresar junto con Dominic no salía de las mentes de ninguno; no obstante, todos preferían no pensar en ello porque hacerlo implicaba empezar a abandonar el optimismo.

Varias horas después, los cuatro habían peinado todo el sector que tenían planificado y ya se disponían a regresar a Nueva Arzenal. Para tener orden en la búsqueda se había dividido toda la Tierra en sectores y se estableció un orden, empezando por los más cercanos a la ciudad para luego poco a poco irse alejando.

Fue entonces cuando una señal apareció de pronto en el radar de todos quienes de inmediato, y sin mediar palabra, se dirigieron al sitio con el fin de corroborar de qué se trataba.

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El Ragna-mail de Dominic apareció en la Tierra Verdadera después de que el chico activara su modo Ariel in extremis. Tanto él como Salamandinay pensaban que no la contarían al ver la cantidad de granadas dirigirse hacia ellos, pero en el último segundo, la nave se tornó azul y de inmediato se teletransportó hacia el lugar donde estaban en ese momento.

Evidentemente ambos estaban aturdidos por el repentino viaje y todavía en shock por verse a punto de morir por lo que ninguno atinaba a reaccionar; fue entonces que el muchacho fiel a su palabra se quitó el anillo del dedo, lo puso en el panel de control de la nave para luego colocar ambas manos detrás de su cabeza.

– Princesa, finalmente pudimos escapar y llegamos a la Tierra Verdadera. A partir de ahora soy su prisionero y me someteré al castigo que desee imponerme por mis crímenes – dijo Dominic sin titubear, pero sin ser capaz de mirar a la mujer a los ojos por la vergüenza que sentía.

Salamandinay fue tomada por sorpresa por la acción del chico y por varios segundos no supo qué hacer; luego, recobrando un poco la compostura, la mujer recordó todo lo que había pasado y su ira regresó al mismo tiempo. Acto seguido, la princesa apunto al chico con su arma y cuando se disponía a hacer una llamada para pedir apoyo pudo ver en el radar que 4 naves se acercaban a su posición.

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En la Base de los Antiguos, Andrew no paraba de gritar lleno de cólera al ver que sus presas se le habían escapado de entre los dedos. El Comandante estaba tan furibundo que no dudó en asesinar a varios de sus hombres en el propio hangar. Ni siquiera el Teniente Hans se salvó de la ira de su superior y terminó recibiendo un fuerte golpe en la cabeza por parte del otro quien usó la culata de un lanza granadas que le quitó a uno de los soldados.

– ¡¡Todos son una partida de incompetentes!! ¡¡Cómo permitieron que dos prisioneros escaparan delante de sus narices?!! – espetó el Comandante sin poder contener su frustración – ¡¡Traigan enseguida a los que montaban guardia en la celda de la dragona, a las enfermeras encargadas del cuidado de Dominic y al Médico en cargado de ambos!! Les enseñaré el precio del fracaso – ordenó el hombre y de inmediato un grupo salió a buscar a los solicitados.

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Ange y los demás pronto llegaron al lugar que señalaban sus radares y con alegría y alivio pudieron constatar que se trataba del Ragna-mail de Dominic; sin embargo, a todos les extrañó que esa señal surgiera de repente como si la nave se hubiera teletransportado hasta esa posición.

Obviamente que eso ameritaba hacerle varias preguntas a la pareja con el fin de aclarar todo; no obstante, la sorpresa fue mayúscula cuando al acercarse lo suficiente, todos notaron que la princesa estaba apuntando al joven con una subametralladora y que Dominic no ponía ningún tipo de resistencia; de hecho, el muchacho tenía la actitud de un criminal que había sido aprehendido.

Evidentemente eso generó muchas más interrogantes en Ange y los demás, pero cuando todos finalmente llegaron al lugar se quedaron mudos ante la escena. Ninguno se atrevía a hablar porque no terminaban de creer lo que sus ojos les estaban mostrando. ¿Qué podía haber pasado en esos días para que una pareja que se veía tan feliz ahora actuara de esa forma?

– Kaname, Naga. Dominic es ahora prisionero del Pueblo de Aura y será sometido a juicio a la brevedad posible. ¡Encárguense de él! – ordenó Salamandinay sin esperar a que los otros le hablaran.
– ¡Sí, Salamandinay-sama! – respondieron Naga y Kaname al mismo tiempo. Las dos dragonas seguían sin entender qué pasaba, pero no se atrevían a contradecir a Salamandinay.
– Un momento, ¿Qué está pasando aquí? – preguntó Tusk totalmente sorprendido por las palabras de la princesa – ¿Dominic prisionero? ¡Eso es una locura! – dijo Tusk incrédulo ante lo surrealista de la situación.
– ¿De qué se le acusa? – preguntó Ange tratando de mantener el orden.
– De espionaje, secuestro, tortura e intento de asesinato – respondió Salamandinay en voz baja, pero con una firmeza que mostraba toda su rabia.
– ¡¡¿Qué?!! – gritaron Ange y Tusk al unísono.
– Esto es una broma, ¿verdad? – preguntó Tusk todavía sin poder creer nada de lo que estaba pasando – Dominic, esto no puede ser. Seguramente todo es un malentendido. ¡¡Por lo que más quieras di algo!! – terminó espetando el muchacho con desesperación al ver que su amigo se mantenía en silencio.
– La Princesa tiene razón. Yo me declaro culpable de todos los cargos – respondió Dominic totalmente abatido dejando estupefactos a los demás.
– Salako, ¿Qué pasó? ¿Dónde estuvieron en todo este tiempo? – preguntó Ange empezando a asumir la gravedad de los hechos.
– Es largo de contar – respondió Salamandinay.
– Bien, pues entonces será mejor que vayamos a alguna parte a tener esa conversación – indicó la rubia con tacto al ver que la otra estaba visiblemente alterada.
– ¿Qué propones? – preguntó la Princesa tras una pausa para poner en orden sus ideas.
– Vamos a Nueva Arzenal, allá podremos reunirnos y discutir todo esto antes de tomar decisiones – contestó Ange.
– ¡La decisión respecto a este criminal la tomará el sagrado tribunal de Ciudad Aura! – espetó Salamandinay – ¡¿O es que acaso cuestionas mi autoridad?! – gritó la princesa con rabia contenida al tiempo que usaba la subametralladora para apuntar a la rubia, lo cual hizo que todos se pusieran en alerta.
– ¡Salamandinay! ¡¿Te estás escuchando?! ¡¿Te estás viendo?! Lo que estás haciendo sólo confirma que estás muy alterada y ese no es el mejor estado para tomar decisiones – respondió Ange sin inmutarse – ¿Dudar de tu autoridad? ¡Yo estoy hablando con mi amiga no con la Princesa del Pueblo de Aura! Además, aquí estamos personas de extrema confianza, por eso me atreví a decir lo que dije. No sé qué fue lo que pasó, pero ¿fue suficiente para que cuestiones nuestra amistad? ¿Fue suficiente para que me apuntes con un arma? – terminó la rubia mirando con severidad a la Princesa.
– Yo… lo siento… tienes razón – dijo Salamandinay totalmente avergonzada por lo que había hecho, al tiempo que bajaba su cara y el arma – Estoy muy alterada por todo lo que pasó… Está bien, vamos a Nueva Arzenal… allí podremos hablar mejor – finalizó Salako sin poder ver a la rubia a la cara.

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Andrew tenía ante así a las personas que había mandado a traer. El Comandante se sentía como un idiota por lo que acababa de suceder; por esa razón, sabía que era necesario que tomara medidas ejemplares para que algo así no se repitiera y para que sus subordinados entendieran que el fracaso era imperdonable.

Evidentemente, los dos guardias, las tres enfermeras y el médico estaban aterrados pues sabían que sus vidas estaban a punto de ser terminadas. Ninguno se imaginó, ni siquiera en sus peores pesadillas, que algo así sucedería. Los guardias eran quienes estaban peor pues pasaron de estar a punto de disfrutar el cuerpo de la dragona a estar a punto de morir a manos del Comandante.

Por su parte, el médico se recriminaba no haber usado el suero cuando fue a tener la última charla con la dragona; mientras que las enfermeras no paraban de llorar pensando en su mala suerte pues sólo estaban haciendo su trabajo y por más que le dieran vueltas a sus cabezas, no podían explicarse lo que había sucedido. Después de todo, no hubo ningún error ni en las dosis aplicadas ni en las horas en que se le suministraron los medicamentos al joven. Todo se había hecho tal cual y como les habían indicado.

– Ustedes tenían bajo su responsabilidad el cuidado de los dos prisioneros y gracias a su negligencia ambos escaparon – dijo Andrew de forma fría e intimidante – ¿Tienen algo que decir a su favor? – preguntó luego.
– Comandante, yo… – empezó a decir uno de los guardias, pero de inmediato una bala le atravesó el cráneo y el hombre quedó tendido sin vida en el suelo.
– Esa fue una pregunta retórica – aclaró Andrew ante los gritos de terror y el llanto del resto de los condenados – ¿Creen que tengo tiempo o deseos de escuchar sus patéticas excusas y explicaciones? Nada de lo que digan cambiará el hecho de que dos prisioneros de máxima importancia se han escapado – continuó para luego volarle los sesos al otro guardia.
– ¡¡Comandante fue Usted quien dijo que no usara el suero al principio!! Si lo hubiéramos usado esto no habría pasado – se atrevió a decir el hombre de la bata pensando que si iba a morir de todas formas, bien valía la pena que todos supieran quién era el verdadero responsable de lo que había ocurrido.
– Ah, entonces quieres decir que la culpa es mía – respondió Andrew sin inmutarse – Tengo a dos prisioneros en mi propia base, al cuidado de mi propia gente, rodeados de mis propios soldados, pero ¿pretendes decirme que debo matarlos rápido porque sino se pueden escapar? – preguntó el hombre mirando fijamente al otro para luego pasear su vista por todos los demás que estaban presentes – ¿Quiere decir entonces que todos Ustedes son unos buenos para nada y como tal no se puede confiar en ninguno como para cuidar a dos prisioneros? Por favor, díganme si es así porque entonces ninguno me resulta útil – sentenció el Comandante haciendo que a todos se les helara la sangre – ¿Y bien?
– ¡No Señor! – gritaron los demás con decisión tras ver sus vidas correr peligro.
– ¿Lo ves? Que se usara el suero antes o después no es lo importante aquí. El punto es que los prisioneros jamás debieron haber escapado – indicó Andrew para luego meterle una bala en la cabeza al hombre de la bata.
– Por favor Comandante, ¡No nos mate! ¡Nosotros hicimos todo tal cual nos lo dijeron! – gritó una de las enfermeras quien ya se había orinado encima producto del pánico.

En ese momento todos pensaban que el Comandante asesinaría a las tres mujeres, pero los segundos pasaron y ningún disparo se escuchó.

– Así que Ustedes hicieron todo lo que les dijeron y nada más. Muy bien, dado que sus cabezas no dan para pensar por sí mismas entonces a partir de ahora dejarán de ser enfermeras y serán juguetes sexuales al servicio de todos en la base. Ya que son tan buenas para seguir instrucciones, deberán cumplir cada una de las órdenes que sus clientes les den y tendrán que conformarse sólo con los pagos que ellos quieran darles – sentenció Andrew para luego darse media vuelta para ir a su oficina.

A pesar de que la resolución del Comandante había sido cruel e incluso injusta, las tres enfermeras no pudieron evitar llorar de alegría al ver que sus vidas habían sido perdonadas. Después de todo, tener sexo con todos en la base era un mejor panorama que ver sus sesos esparcidos por el suelo del hangar.

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En el Puente de Mando que servía como Sala de Reuniones del Triunvirato de Nueva Arzenal, Jasmine, Maggie, Ange, Hilda, Tusk, Salia, Kaname, Naga, Aura y Salamandinay se encontraban reunidos de emergencia para tocar el punto referente a Dominic. Una vez que todos estuvieron presentes, la Princesa procedió a contar con detalles lo que había sucedido desde el momento en que ambos habían salido de paseo.

Salamandinay no omitió nada y describió sin inmutarse todas las torturas a las que fue sometida mientras estuvo en la base de los antiguos; obviamente que esta narración horrorizó a los presentes, en especial a Kaname, Naga y Aura quienes sentían profundo dolor por lo que había sufrido la princesa.

Por supuesto que Aura de inmediato conminó a Dominic a que hablara y el muchacho sin darle demasiadas vueltas contó todo lo que sabía de los antiguos y las razones por las que fue enviado a espiar. También habló del informe que había elaborado y explicó que en el mismo él había aclarado con pruebas que las Norma nunca fueron el enemigo y sugería que se entablara una alianza entre todos con la posibilidad de que Los Antiguos se establecieran en la Tierra Verdadera.

A partir de allí relató cómo le habían engañado para que llevara a Salamandinay como mediadora y cómo al llegar había sido sometido a un lavado de cerebro para que volviera a creer que las Norma eran las culpables de todo. También señaló que al darse cuenta de las verdaderas intenciones de sus superiores, decidió sacar a Salamandinay de allí. Para finalizar pidió perdón porque aunque tuvo éxito en traerla de vuelta, no pudo evitar que sufriera las torturas que sufrió.

En todo momento Dominic lució sin fuerzas, sin ánimos y completamente abatido. Era como si su deseo de vivir se hubiera extinguido y sólo esperara su ejecución para ponerle fin a todo. Obviamente que esto no pasó desapercibido para ninguno de los presentes, quienes considerando eso y el hecho de que al final había rescatado a Salamandinay no tenían una idea clara sobre qué hacer con él.

Dominic para terminar su relato le informó a todos que en su cuarto estaba escondido un dispositivo con una copia del informe que había entregado a su base por si deseaban revisarlo. Tras esto, Aura, Salamandinay y el Triunvirato decidieron mantenerlo en prisión hasta tomar una decisión.

Kaname, Naga y Salia escoltaron a Dominic hasta la celda donde le retendrían, mientras que Hilda fue a su casa a buscar el dispositivo. Los demás decidieron que tendrían un receso y que retomarían la reunión una vez que pudieran revisar el informe elaborado por el muchacho.

Durante esa pausa todos tuvieron tiempo de empezar a asimilar lo que había sucedido, aunque ninguno fue capaz de hacerlo por completo; después de todo, eran demasiadas cosas. La existencia de Los Antiguos, Dominic como un espía, Salamandinay siendo torturada, El deseo de Venganza de los Antiguos por la traición de Alektra, el cambio de corazón de Dominic, el engaño al que fue sometido el muchacho, Dominic pasando de villano a héroe al rescatar a la Princesa del lío en que él mismo la había metido. Era difícil incluso decidir por dónde empezar; y eso sin mencionar que las dudas respecto a la veracidad de lo dicho por Dominic existían.

Pero no fue sino hasta leer el informe cuando todos tuvieron una mejor comprensión de lo que había pasado con el muchacho. En dicho reporte, Dominic ciertamente detallaba muchísimo sobre la Tierra Verdadera, Ciudad Aura y sobre todo Nueva Arzenal; el sistema de gobierno, número de habitantes, tipo de defensas, personal militar y muchos otros datos de inteligencia estaban plasmados en todo el compendio y evidentemente, esto hizo que todos sintieran el peso de haber sido espiados.

Y lo peor era que esa información estaba en manos de un grupo que tenía como objetivo aniquilar a las Norma y llevarse a los dragones por el medio si decidían ayudarlas. Sin embargo, lo siguiente fue lo que les impactó por encima de todo. Dominic explicaba a profundidad lo que había sucedido durante la primera batalla contra Embryo, por qué Alektra les había traicionado y cómo las Norma no sólo no estaban al corriente de ello, sino que habían sufrido tantas pérdidas como los Antiguos.

Obviamente, esto se complementaba con la historia de Tusk, la muerte de Vanessa, la forma en que las Norma veían a los Antiguos y el trato que él mismo había recibido; al final, la intención de el muchacho quedaba clara, él recomendaba que tras demostrar que las Norma no eran el enemigo, el mejor curso de acción era establecer una alianza con ellas y de ser posible explorar la posibilidad de que los Antiguos vivieran en la Tierra Verdadera.

Considerando el potencial de ese mundo y el caos en que se encontraba la Tierra Falsa, la idea de Dominic no era para nada descabellada. Además, ese informe demostraba dos cosas, la primera que el chico ciertamente había llegado cargado de odio y con las peores intenciones, pero que al descubrir la verdad todo en él había cambiado; y la segunda que en ningún momento quiso exponer a Salamandinay dado que nunca mencionó la relación que tenía con ella. Incluso, en el anexo del reporte donde se detallaba el plan para llevarla hasta la Tierra Falsa, Dominic nunca hizo mención de que ambos eran pareja.

Una vez que todos terminaron de leer, Aura hizo un gesto y la reunión se retomó. No obstante, pasaron algunos minutos antes de que alguien se atreviera a romper el silencio. Después de todo, estaban lidiando con algo muy complicado y no iba a ser fácil encontrar una solución adecuada que agradara a todos.

– ¿Cómo sabemos que este informe es verdadero? – preguntó Salamandinay negándose a ver cualquier cosa buena de Dominic.

La princesa había sido tocada por lo que había leído, pero su ira le hizo pesar que eso bien pudo ser una estrategia de él para ganarse la confianza de todos en caso de que algo saliera mal.

– Realmente no lo sabemos – dijo Ange.
– Exacto. Esto no es más que un plan de respaldo de él – dijo la princesa – Igual que el hecho de haberme salvado. Todo eso no es más que una estratagema para ganarse mi confianza y hacer que revele lo que esas bestias no pudieron sacarme a la fuerza – concluyó Salako de forma pasional.
– Esa es una posible explicación. Nada garantiza que este reporte sea igual al que el chico envío. Además, el rescate pudo haber estado preparado, lo mismo que el hecho de dejarse capturar – apoyó Jasmine con voz pausada – Ahora bien, ¿Qué era lo que deseaban saber ellos? – preguntó la mujer.
– Todos los detalles de las defensas de Ciudad Aura y nuestra capacidad para prestarle apoyo a las Norma – respondió Salamandinay – Después de todo, era lo que menos conocía Dominic. Esa es una información muy sensible a las que muy pocas personas tienen acceso.
– ¡¿Y por qué Dominic no lo intentó descubrir siendo tu pareja?! Esa era la forma más fácil y segura de hacerlo – dijo Tusk con vehemencia – Supongamos por un momento que al final decidimos volver a confiar en Dominic. ¿Estarías dispuesta a decirle esa información? ¿Incluso en el supuesto de que Ustedes volvieran a ser pareja? – preguntó el joven dirigiéndose a Salamandinay y haciendo que todos reflexionaran.
– ¡No! – respondió Salamandinay tajante luego de comprender la intención de Tusk – Es cierto que las probabilidades de éxito eran mínimas, pero quizás él sólo buscaba una forma de salvarse en caso de ser descubierto – contraatacó la princesa.
– ¿Por qué no investigamos las transmisiones de la nave? – preguntó Hilda – Estoy segura de que Mei es capaz de decirnos si ese reporte realmente se envió o si lo que se envió fue otra cosa – terminó la pelirroja.
– No olvidemos que ese Ragna-mail pasó más de una semana en poder de los Antiguos. Bien pudo ser manipulado temiendo una acción como la que propones – señaló Salia.
– De todos modos vale la pena intentarlo – dijo Tusk.
– Podríamos interrogarlo con el suero de la verdad – sugirió de pronto Maggie – La Dra. Gecko y yo lo hemos perfeccionado, así que estoy segura de que podríamos obtener respuesta por esa vía.
– Él ya ha sido sometido a un intento de lavado de cerebro por medio de un suero similar. ¿Vamos a seguir jugando con su mente? – preguntó Tusk conocedor de que ese suero no sólo obligaba a las personas a decir la verdad, sino que incluso permitía que su mente y su voluntad fueran manipuladas; aunque existía un enorme riesgo de daño cerebral y la manipulación requería un proceso psicológico complicado que no daba garantías de éxito.
– Nuestra versión es más inofensiva – respondió Maggie.
– ¿Incluso en personas en las que se haya usado el suero anteriormente? – preguntó Tusk de vuelta y Maggie hizo silencio porque su investigación no había avanzado tanto.
– ¿Y a quién le consta que eso pasó? – inquirió Naga visiblemente molesta – Eso sólo lo sabemos por él. Bien puede ser otra de sus mentiras.
– Además, ellos pensaban hacer eso con Salamandinay-sama – agregó Kaname apretando los puños al imaginarse lo que pudo haber pasado – Es un castigo justo usarlo contra él.
– ¿Cuáles son los riesgos? – preguntó Ange mientras sopesaba toda la información.
– Si no opone demasiada resistencia y no duramos mucho tiempo no debería haber ninguna secuela – indicó Maggie – Claro que no podemos dejar de considerar el hecho de que es probable que hace cuestión de horas que se haya usado el suero en él.
– Si el muchacho realmente ha sido honesto en lo que nos ha contado, entonces no debería oponerse – dijo Aura uniéndose a la conversación y todos, salvo Tusk, asintieron.

Sin perder tiempo, el grupo se trasladó hasta la celda donde se encontraba Dominic y al llegar fue la Sacerdotisa quien tomó la palabra.

– Hemos leído el reporte que nos indicaste y hemos escuchado tu relato. Sin embargo, antes de tomar una decisión quisiéramos corroborar la validez de tus palabras. ¿Estarías dispuesto a dejar que usemos el suero de la verdad en ti para aclarar todo? – preguntó Aura con solemnidad.
– Si ese procedimiento les puede ser de utilidad entonces no tengo ninguna objeción – respondió Dominic con voz baja mientras veía a la Sacerdotisa a la cara.

Dominic estaba sentado en la parte de debajo de la litera de su celda con la mirada perdida y una expresión vacía en el rostro; parecía que toda la vitalidad había abandonado el cuerpo del chico quien sólo esperaba morir.

– ¡Dominic! ¡¿No entiendes que eso podría dañar tu mente para siempre?! – gritó Tusk, quien a pesar de las circunstancias seguía apoyando a su amigo.
– Lo sé y si eso pasa entonces será mi castigo por lo que he hecho – contestó Dominic dejando a todos sorprendidos.
– Dominic… – preguntó Tusk.
– De verdad, gracias por preocuparte. Pero tengo que asumir las consecuencias de lo que hice. Yo… confié en las personas equivocadas… pero esas personas fueron las que me permitieron ser lo que soy y llegar a donde estoy… supongo que estaba condenado desde el principio – respondió Dominic sonriendo con tristeza.

Salamandinay estaba a punto de hacerle varias preguntas a Dominic, cuando un gesto de Aura le detuvo.

– Ahora no es el momento – dijo Aura mirando a la princesa – Bien, Dominic, ya que has accedido, prepararemos todo para proceder.

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Al día siguiente, Maggie y la Dra. Gecko llevaron a cabo el procedimiento y mediante el suero colocaron a Dominic en una especie de trance donde su voluntad estaba suprimida y donde no tenía forma de mentir. En ese estado, el joven fue sometido a un intenso interrogatorio donde no sólo validó lo escrito en su informe sino que contó con lujo de detalle los pormenores de su misión.

Incluso, Tusk aprovechó la ocasión para hacer que su amigo contara su experiencia durante la primera batalla contra Embryo y porqué había dejado de odiar a las Norma. La intención de la pareja de Ange era mostrar que su amigo había pasado por una experiencia terrible en su niñez, lo que le convirtió en presa fácil para la manipulación, pero que cuando supo la verdad ya no albergaba resentimiento en su corazón.

Evidentemente que esto sólo reforzó los sentimientos encontrados en los presentes porque aunque el chico había llegado con la intención de espiar, al final lo había hecho por un resentimiento comprensible; y en el momento en que descubrió que todo lo que conocía sobre las Norma era mentira no dudó en cambiar su visión de ellas y en procurar que su gente hiciera lo mismo.

La sala se quedó en silencio tras la última pregunta porque todos estaban analizando concienzudamente los hechos con el fin de decidir qué hacer; no obstante, esa pausa fue aprovechada por Salamandinay para hacer las preguntas que la estaban carcomiendo por dentro. La princesa ya no sabía cómo manejar las complejas emociones que brotaban en su corazón y tenía la esperanza de que las respuestas de Dominic le permitieran tomar una decisión.

– ¿Por qué me engañaste? ¿Por qué me sedujiste? ¿Era parte de tu plan para ganar nuestra confianza? ¿Qué soy yo para ti? ¿Todo lo que me dijiste fue mentira? ¿Tus sentimientos eran mentira? ¡¡¿Por qué me hiciste pasar por todo eso?!! – preguntó Salamandinay atropellando las palabras.
– Andrew me garantizó tu seguridad. Él me dio su palabra de que nada te iba a pasar en nuestra base y fue por eso que decidí llevarte. Yo creía que podías servir como enlace para una posible alianza. Nunca me perdonaré por todo lo que pasaste y te juro que eso jamás fue mi intención… Yo nunca quise hacerte daño… – dijo Dominic con voz entrecortada en parte por el efecto del suero y en parte por sus emociones – Acercarme a ti no era parte de ningún plan, fue algo que ocurrió y que no supe manejar, en ningún momento fue premeditado para ganarme la confianza de nadie o para obtener información – terminó el antiguo mostrando señales de fatiga.
– ¿Y tus sentimientos? ¿Eran mentira? ¿Son mentira? – preguntó la princesa al darse cuenta de que Dominic había evitado hablar de eso.
– Yo… yo… – empezó a decir Dominic luchando por primera vez contra los efectos del suero, lo cual hizo que los demás detuvieran sus cavilaciones para prestarle atención.

Maggie y la Dra. Gecko fueron a chequear sus constantes y se dieron cuenta de que las mismas se habían alterado demasiado por lo que era necesario parar el interrogatorio.

– ¡No! ¡Responde! ¡¿Por qué no quieres responder?! ¡¿Todo era mentira?! – preguntó Salamandinay perdiendo los estribos y dejándose llevar por completo por sus emociones.
– Yo… yo… no tengo derecho a responderte… lo siento – dijo Dominic para luego caer inconsciente.
– Ya no podemos seguir, de otro modo podemos crear un daño irreversible – dijo Maggie con semblante preocupado.
– Por favor, salgan. Nosotras nos haremos cargo a partir de ahora – indicó la Dra. Gecko, quien también se veía preocupada, al tiempo que acompañaba a los demás hasta la puerta.

Salamandinay fue tomada por sorpresa por esa respuesta pues la misma no era del todo clara. En un principio, al ver que Dominic luchaba para evitar responder, la mujer pensó que él no deseaba admitir que la había utilizado y que no sentía nada por ella; sin embargo, no era fácil interpretar sus palabras finales. ¿Por qué había dicho que no tenía derecho a responderle? ¿Por culpa? ¿Vergüenza? ¿Remordimientos?

La princesa empezó a pensar en las dos posibilidades, que de verdad la amara y que todo hubiera sido un engaño, tratando de ver cuál escenario se adecuaba mejor a dichas palabras. No obstante, no podía llegar a una respuesta concluyente por lo que Salamandinay decidió que tenía que volver a hablar con él una vez que se recuperara.

Sin embargo, las siguientes veces que fue a verle terminó sin una respuesta satisfactoria. Salamandinay se pasaba todo el rato alterada gritándole y exigiéndole que le respondiera cuáles habían sido y eran sus sentimientos; y él se limitaba a sentarse en una silla y mirar el piso sin decir nada. Sólo cuando la princesa lo tomaba del cuello de la franela y le estremecía era cuando Dominic se animaba a repetir lo que ya le había dicho. Que él no tenía el derecho de responderle.

No obstante, Salamandinay siempre se caracterizó por ser una mujer perseverante y en su mente estaba la idea firme de no rendirse hasta no obtener una respuesta. Como si tuviera que mudarse a la celda donde estaba Dominic, la princesa había decidido que él tendría que responderle con claridad ya sea que lo quisiera o no.

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Dominic estaba sentado en el piso de su celda pensando en todo lo que había ocurrido hasta ese momento; en cuestión de meses el joven experimentó más de lo que había vivido en sus 22 años previos. De hecho, si no fuera por la muerte de sus padres, toda esa situación sería lo más dramático de su vida; y lo peor era que ya no podía hacer nada para enmendar sus errores. De repente, la puerta de su aposento se abrió y Tusk ingresó en silencio para luego sentarse a su lado.

– ¿Ya han tomado una decisión? – preguntó Dominic en voz baja y sin mirar a su amigo.
– No, todavía no se ponen de acuerdo. Varias veces se han reunido todos, pero no se llega a una solución – respondió Tusk abatido.
– ¿A qué viniste entonces? – inquirió Dominic.
– Admito que todo esto me tomó por sorpresa y todavía me cuesta aceptar que realmente hicieras lo que hiciste; sin embargo, y a pesar de que pasamos muchos años separados, estoy seguro de que eres una buena persona. Por eso imagino que debes estar sufriendo y en estos momentos siempre viene bien un amigo. Después de todo, la gente no puede vivir sola – respondió Tusk tras suspirar.
– Yo… yo… yo ya no sé qué pensar, ya no sé qué creer, no consigo explicar nada de lo que pasó – dijo Dominic con la voz entrecortada finalmente exponiendo sus sentimientos – Las personas que me criaron, que me ayudaron por años terminaron engañándome para utilizarme… Las personas que odié por años terminaron brindándome su cobijo… y yo terminé traicionando a todos… Ya nada me importa, ya no sé nada – continuó Dominic apretando los puños debido a la impotencia que sentía – Lo único que sé es que amo a Sala como nunca he amado a nadie y que la perdí para siempre – añadió el joven dejando escapar sus lágrimas – ¡¿Qué clase de caballero soy si no pude proteger a la persona que más me importa en la vida?! ¡¿Qué clase de hombre soy si fui capaz de poner en peligro a la mujer que amo?! – finalizó el muchacho levantando la voz, pero sin llegar a gritar.
– Dominic…
– Vete, Tusk… aprecio tu intención, pero ahora mismo quiero estar solo – sentenció Dominic y Tusk, tras pensar un poco qué hacer, asintió en silencio y se levantó para dirigirse a la puerta.

No muy lejos de allí, Salamandinay caminaba tambaleándose tratando de asimilar lo que acababa de escuchar; la princesa había ido a la celda de Dominic con el fin de volverle a encarar; sin embargo, cuando llegó a la puerta pudo escuchar las palabras que el chico le había dicho a Tusk.

En ese momento, un mar de emociones se aglomeró en su corazón y la mujer por primera vez en su vida se encontró en la situación de sentirse totalmente perdida. Desde muy pequeña siempre fue criada y preparada para el rol que tendría no sólo como princesa, sino como la piloto de Enryugo; y eso la había ayudado a saber manejar todos los acontecimientos que se presentaban; incluso cuando Ange apareció, la descendiente de Aura fue capaz de mantener la calma y pensar en el mejor curso de acción.

No obstante, ahora se encontraba totalmente a ciegas. Por un lado sentía una enorme necesidad de entrar a la celda y consolar a Dominic; pero por el otro, había mucho resentimiento hacia él por haberla engañado y traicionado. Al final, Salamandinay sólo atinó a alejarse del lugar buscando aire para tratar de recomponerse y pensar con más serenidad.

Una vez fuera de las instalaciones, Salamandinay tomó una profunda inhalación y comenzó a pensar qué era lo mejor que podía hacer. Aunque le molestara admitirlo, el apartado emocional no era su fuerte. Desde siempre, ella aprendió que dejarse llevar por las emociones era un error, sobre todo para un gobernante, por lo que poco a poco desarrolló una habilidad para controlarlas.

No era que no las sentía, simplemente que sabía manejarlas al extremo de que era capaz de mantenerlas a raya. Por eso siempre era complicado para los demás saber qué estaba pensando. Demás está decir que todo eso se vino abajo desde la aparición de Dominic; sin embargo, quizás porque su lado racional estaba demasiado entrenado, Salamandinay ante la coyuntura actual pudo ver claramente dos caminos frente a ella.

La mujer bien podía aprovechar esta experiencia para cerrarse definitivamente a las emociones; después de todo, ya había experimentado el amor, el sexo, la alegría, depender de alguien, la traición, la decepción y el dolor. Todo el abanico que viene en ese paquete lo había vivido así que simplemente podía pasar página y asegurarse de no repetir aquello nunca más.

La otra opción era comprender que todo ese lado emocional era algo natural en la vida del ser humano, por lo que era necesario aprender a vivir con ello; evidentemente, este camino era más difícil y no tenía una solución perfecta, por lo que tomarlo implicaba el riesgo de volver a sufrir más adelante por la misma causa.

Salamandinay llegó a la costa mientras mantenía su debate interno y decidió tomarse un tiempo para contemplar el mar. Desde niña siempre amó ver el mar y cuando aprendió a volar lo primero que hizo fue dar un enorme paseo para contemplarlo. La mujer suspiró después de un rato mientras sopesaba ambas opciones antes de tomar una decisión; y cuando giró para retomar la marcha pudo darse cuenta de que el Café Ange estaba en su campo visual.

La princesa no pudo evitar sonreír al pensar que en medio de su caos mental, sus pasos la habían llevado con quien consideraba su mejor amiga. La descendiente directa de Aura tomó aquello como una señal y sin dudar se dirigió al recinto con el fin de tener una larga charla con la rubia. Después de todo, ella sí era una experta en el tema de las emociones y las relaciones.

Hilda, Ange, Pamela y Olivier estaban atendiendo las mesas del Café, el cual estaba lleno como era costumbre a esa hora. Después de todo, la comida de Momoka se hizo famosa incluso dentro de la gente de Ciudad Aura, lo cual garantizaba que el recinto siempre estuviera a reventar en las horas pico.

Olivier usualmente ayudaba en la cocina, pero como Tusk había salido a hablar con Dominic, ella estaba ocupando su lugar. Mientras todas estaban en medio de la faena de atender clientes y servir comida, la puerta del local se abrió y Salamandinay ingresó para luego ir directamente a la barra.

Hilda y Ange se vieron las caras porque ambas notaron de inmediato que la princesa no se encontraba bien; obviamente, la rubia y la pelirroja estaban al tanto de lo sucedido con Dominic, y ello les hacía entender el estado en el que se podía encontrar su amiga.

– Ange, creo que deberías hablar con ella – dijo Hilda.
– Sí, pero creo que la barra no es el mejor lugar – contestó Ange.
– Estoy de acuerdo, mejor llévala a la oficina – indicó la pelirroja – Descuida, Ange, estaremos bien, ya el volumen de clientes ha empezado a bajar; además, ella realmente necesita hablar con alguien – añadió Hilda al ver las dudas de su pareja.

Ange se acercó a Salamandinay a quien se le iluminó el rostro al verla; luego, las dos se alejaron de la barra y caminaron con dirección a la oficina. Hilda casi de inmediato le hizo un gesto a Pamela quien se acercó para ver qué sucedía.

– Pamela, toma mi puesto un segundo, voy a llevarles té verde a Ange y a Salamandinay.
– Seguro, Hilda.

Rápidamente, la pelirroja tomó las dos tazas y con la destreza adquirida con la práctica se dirigió hacia la oficina donde las mujeres acababan de sentarse.

– Tengan, está recién hecho – dijo Hilda sabiendo que el té verde era una de las bebidas favoritas de Salamandinay.
– Gracias por el detalle, Hilda – respondió la princesa muy contenta por el gesto.
– Muchas gracias, Hilda – añadió Ange dedicándole una sonrisa afectuosa.
– Está bien, está bien, no se preocupen – respondió Hilda sonrojada ante la reacción de ambas – Bueno, me retiro entonces – agregó para luego salir de la oficina.
– Tienes mucha suerte, Ange – dijo Salamandinay luego de tomar un sorbo del té – Tienes a muchas personas que te quieren a tu alrededor – terminó la princesa con voz baja.
– Tú también, Salako – respondió Ange buscando subir los ánimos de su amiga – Tienes a Kaname y a Naga, por ejemplo, todos en Ciudad Aura te adoran y también me tienes a mí – finalizó la rubia tomando las manos de la otra.
– Naga y Kaname nunca han dejado de verme como una princesa, como alguien superior. Es verdad que en determinados momentos eso es necesario, pero ambas se han metido tanto en su papel de lugartenientes que han colocado un muro entre ellas y yo – empezó a responder Salamandinay buscando mantenerse serena – Mi pueblo no me adora a mí como persona, ellos adoran a su princesa. Son dos cosas distintas, Ange – terminó de puntualizar Salako.
– Está bien, está bien, tienes razón, pero yo no he puesto ningún muro y no te quiero por ser la princesa de los dragones – contestó Ange – Para mí, tú siempre serás la bruja lagarto – agregó la rubia haciendo que las dos estallaran en carcajadas.
– Creo que Kaname y Naga serían incapaces de llamarme así, ni aunque sus vidas estuvieran en juego – señaló Salamandinay manteniendo una sonrisa en sus labios.
– Si fuera la tuya la que estuviera en juego, sí lo harían – puntualizó Ange tornándose seria.
– Sí, lo sé – dijo Salamandinay luego de suspirar – No creas que no sé lo que significo yo para ellas… eso sólo que… no sé si todo eso es sólo el cumplimiento de su deber, o si realmente me aprecian a mí, a la persona dentro de la princesa – finalizó la mujer sintiendo de nuevo que la tristeza la arropaba.
– Eso tendrás que preguntárselo a ellas – respondió Ange sin soltar las menos de la otra – Pero sí te diré que tanta devoción no puede ser mecánica, tiene que haber sentimientos detrás.
– A pesar de que siempre he estado rodeada de mucha gente, en el fondo siempre me he sentido sola… y en el fondo siempre he buscado tener personas que me traten por lo que soy y no por lo que represento… Es por eso que valoro tanto nuestra amistad y… quizás es por eso que Dominic caló tan hondo en mí – dijo Salamandinay para finalmente entrar en el tema del cual deseaba hablar – Quizás vio esa debilidad y se aprovechó de ella – añadió como si cada palabra clavara una espina en su corazón – Después de todo, esa era su misión.
– Volviste a ir, ¿verdad? – preguntó Ange descubriendo el motivo del estado en el que estaba su amiga.
– Sí – respondió la princesa con un hilo de voz.
– Para serte franca, no sé qué pensar de él – dijo Ange al cabo de un rato – Sus acciones fueron deplorables, pero luego quiso enmendarlas… además, Tusk está convencido de que es una buena persona a pesar de todo, pero claro, es obvio que su opinión no es objetiva – añadió la rubia tratando de encontrar las palabras correctas – Y claro, si consideramos que desde que era niño, la cabeza de Dominic fue llenada con odio, es comprensible que actuara como lo hizo al principio… Además… – finalizó Ange sin atreverse a continuar.
– ¿Además?
– Es difícil pensar mal de él al verle en el estado en que está – respondió la rubia tras un largo suspiro.
– Yo estoy igual, Ange. Si tan solo me hubiera raptado y yo hubiera podido escapar por mis propios medios… si tan solo hubiera mantenido esa actitud de espía, si tan solo hubiera seguido siendo un enemigo a vencer… entonces… entonces me sería más fácil odiarle – dijo Salamandinay apretando los puños para no ceder ante las emociones que se agolpaban en su pecho – Pero no… tenía que rescatarme, tenía que entregarse, tenía que verse tan destrozado… y… y… tenía que decir esas cosas… – añadió la princesa sin poder contenerse más por lo que abrazó a su amiga y estalló en llanto.
– ¿Qué cosas? ¿Qué sucedió? – preguntó Ange intrigada y preocupada al tiempo que correspondía al abrazo.
– Tusk estaba hablando con él cuando llegué a la celda. Yo iba a entrar, pero cuando le escuché no pude dar un paso – respondió Salamandinay para luego repetirle a Ange las palabras dichas por Dominic haciendo que la rubia quedara totalmente sorprendida – Yo no sé si creerle, Ange. No sé si todo este asunto de rescatarme, hacerse prisionero y decir esas cosas no es más que otra estratagema de él para volverse a ganar nuestra confianza – finalizó la princesa sin dejar de llorar.
– Eso no tendría sentido – dijo Ange tras meditar el asunto un momento – Si él hubiera sido descubierto y te hubiera raptado como consecuencia de eso, o si nosotros te hubiéramos rescatado y entonces él hubiera aparecido de nuevo; entonces sí vería lógico que fuera una trampa – agregó la rubia con frustración por no ser capaz de darle una mejor respuesta a su amiga – Pero en estas circunstancias, no sé que pensar.
– Ni yo, Ange, ni yo… ¿Por qué todo esto es tan difícil? – preguntó Salamandinay apretando con fuerza a la rubia.
– Sigue a tu corazón, Salako – dijo Ange luego de un rato en el que ambas guardaron silencio.
– ¡¿Eh?!
– Sé que quizás suena como un mal consejo considerando lo que ha pasado, pero en estos casos es mejor errar por seguir a nuestro corazón que vivir el resto de nuestras vidas pensando en lo que hubiera sido si… – respondió Ange ante el asombro de la otra – Sé que no es lo mismo, pero cuando fui al Imperio Misurugi a rescatar a mi hermana, una parte de mí no paraba de decirme que aquello era una trampa y que ir era una mala idea; sin embargo, decidí no hacerle caso a mi razón para seguir a mis sentimientos – añadió la rubia para luego contarle a Salamandinay aquel episodio con su familia haciendo que la princesa dragón quedara en shock.
– Ange…
– Es verdad que las cosas no resultaron bien y que casi pierdo la vida, pero al final esa experiencia me sirvió para poder romper definitivamente los lazos con mi pasado. Desde ese punto de vista, seguir a mi corazón me hizo más fuerte – dijo Ange al tiempo que rompía el abrazo y le dedicaba una sonrisa cálida a su amiga mientras tomaba el rostro de Salamandinay con sus manos – Quizás, de haber seguido a mi cabeza, me hubiera ahorrado el mal rato, pero probablemente nunca hubiera podido romper esas cadenas y nunca hubiera podido lograr lo que logré gracias a eso – indicó la rubia – Mírate, Salako. Está claro que no has podido romper esos lazos que te unen a Dominic a pesar de su traición. Es obvio que sigues totalmente enamorada de él y por eso buscabas saber lo que él sentía… Bien, ahora lo sabes, así que es tiempo de preguntarte ¿Qué te dice tu corazón?
– Yo… yo… ¡Yo no puedo correr esos riesgos, Ange! – respondió Salamandinay recobrando la compostura y escapando de sus emociones – Ahora más que nunca tengo un deber que cumplir con mi pueblo. Por seguir a mi corazón he puesto en peligro a todos… ya no puedo volver a equivocarme así… – finalizó la princesa perdiendo fuerza en la voz y sintiendo que volvía a flaquear.
– Te dice que le perdones, ¿verdad? – preguntó Ange sin inmutarse ante el intento de su amiga de zanjar el tema.
– ¡¡No!!
– Salako…
– ¡¡¡Mi corazón está mal!!! ¡No puedo simplemente olvidar todo y arrojarme a sus brazos, Ange!… ¡¡También tengo mi orgullo!! – respondió Salamandinay desesperada al tiempo que se ponía de pie para alejarse de la rubia.
– ¿No acabas de decir que era por tu pueblo? – contraatacó Ange haciendo que su amiga se quedara muda y bajara la cabeza.
– Pude sentir su dolor cuando dijo que me amaba y que me había perdido – dijo Salamandinay al cabo de un rato mientras se mordía el labio y volvía a sentarse – Pude sentir su desesperación cuando dijo que me había fallado como caballero y como hombre – añadió la princesa volviendo a dejar escapar sus lágrimas – Y pude sentir cómo mi corazón me pedía a gritos que fuera a abrazarle… Pero si realmente se siente así, ¿Por qué no me lo dice a la cara? ¿Por qué cuando voy a hablar con él simplemente se queda mudo o responde con evasivas sin importar lo que le diga? – preguntó la descendiente directa de Aura con desesperación.
– ¿Realmente has ido a hablar?
– ¡¿Eh?!
– Has ido a reclamarle, a juzgarle, a recriminarle y a exigirle. Toda tu rabia y tu frustración la liberas en esos momentos… no, no lo niegues porque te conozco – dijo Ange al ver que la otra pensaba replicar – Y conste que él se lo ha buscado, pero si todo lo que ha dicho es cierto, entonces trata de ponerte en su lugar. Imagina aunque sea por un segundo la culpa que él debe sentir en estos momentos, la vergüenza, el dolor. Sus palabras dejan claro que te ama, pero ¿Crees que está en condiciones de decírtelo? Aunque diga que le duele perderte, es muy probable que en el fondo él quiera que lo olvides porque no es capaz de darte la cara. Así de idiotas somos las personas.
– No tengo el derecho de responderte… ahora lo entiendo… – pensó Salamandinay comprendiendo el significado de aquellas palabras.
– Cuando te digo que sigas a tu corazón, no quiero decir que salgas corriendo y te arrojes a sus brazos; lo que quiero decir es que vayas a hablar con él de forma sincera, sin barreras ni escudos. Que te enfrentes a él, con el corazón en la mano – aclaró la rubia al tiempo que la otra asentía – Es probable que termines más herida, es posible que no te guste lo que escuches, pero así podrás conseguir que él sea sincero y pase lo que pase, será más fácil seguir adelante después de eso.
– Tienes razón, Ange – dijo Salamandinay luego de meditar un rato sobre las palabras de su amiga – Voy a seguir tu consejo y hablaré con él… Gracias por todo – terminó la princesa recobrando la sonrisa.

Ange iba a responderle cuando varias explosiones se escucharon por toda la isla. Las dos mujeres se levantaron con un mal presentimiento y casi al instante entró Hilda con el rostro desencajado.

– ¡Estamos bajo ataque! – gritó la pelirroja.
– ¡¡¿Qué?!! – gritaron Ange y Salamandinay al tiempo que se ponían de pie.

En ese momento sonó la alarma de la ciudad y todas las pilotos Norma más Salamandinay y Tusk se dirigieron a toda prisa al hangar subterráneo donde estaban todos los Para-mail y Ragna-mail junto con Enryugo. Jasmine y Maggie se dirigieron al puente y desde allí empezaron a analizar la situación y a emitir instrucciones. Segundos después, Pamela, Hikaru y Olivier les acompañaron asumiendo sus posiciones.

Cinco años habían pasado desde que todas habían vivido su última batalla y aunque de cuando en cuando hacían simulacros, lo cierto era que se habían oxidado un poco; por eso, cuando comenzaron las labores para iniciar la defensa, ya las naves enemigas habían causado daños tanto al hospital como a la tienda y al instituto educativo.

– Les habla la Capitana General, Ange. Todas las unidades Para-mail y Ragna-mail, ¡Despeguen de inmediato!
– ¡Sí, Señora! – respondieron todas las Norma y Tusk al unísono mientras se disponían a despegar.
– Controladores de Tráfico Aéreo despejando cubierta. Pista Despejada. Listos para despegar – empezó a decir Hikaru asumiendo su rol como si no hubiera pasado un día desde el último combate.
– Escuadrón Ange saliendo – dijo Ange para luego iniciar el despegue.
– Unidad Ange, Unidad Salamandinay, Unidad Hilda, Unidad Vivian, Unidad Ersha. Unidad Tusk. Despegue completado – indicó Hikaru.
– Escuadrón Salia saliendo – dijo Salia para luego iniciar el despegue.
– Unidad Salia, Unidad Rosalie, Unidad Chris, Unidad Nonna, Unidad Mary. Despegue completado – señaló Hikaru.
– Muy bien, a todos los de mi escuadrón, síganme y procedan a entablar combate. Abran fuego a discreción. Salia, que tu escuadrón haga un barrido de toda la isla en caso de que haya naves enemigas ocultas. Luego procedan a apoyar en el combate – indicó Ange con voz de mando.
– ¡Sí, Señora! – respondieron todos.
– Naga, Kaname, ¡¿Me escuchan?! – preguntó Salamandinay desesperada temiendo que Ciudad Aura también estuviera bajo ataque.
– ¡Fuerte y claro! – indicó Naga – estamos realizando el patrullaje de acuerdo a lo planificado.
– ¡Regresen a Ciudad Aura de inmediato! – Ordenó Salamandinay – Aquí estamos bajo ataque enemigo.
– Pero Salamandinay-sama… – empezó a decir Kaname.
– Estoy bien, no se preocupen por mí, la ciudad es prioridad número uno – cortó la princesa – Pongan a todos en alerta y que preparen las defensas para un posible ataque. Cuando termine aquí las alcanzaré allá.
– ¡Sí, Su Alteza! – respondieron las lugartenientes al mismo tiempo.

La flota enemiga consistía de 20 Para-mail con pilotos entrenados para el combate, aunque ninguno poseía la experiencia de las Norma, Salamandinay o Tusk. Ello trajo como consecuencia que en poco tiempo empezaran a ceder terreno, a pesar de que el escuadrón de Salia todavía no se había metido en la batalla.

Dos unidades, en modo vuelo, se habían enfrascado en un ataque contra Ange quien maniobraba al Villkiss, también en modo vuelo, con pericia para evadir la metralla de las naves enemigas. De pronto, las dos se elevaron con rapidez para luego caer en picada desde ángulos opuestos sin dejar de disparar.

Ange al ver el movimiento decidió volar lateralmente para evitar el encuentro, entonces las otras dos naves cambiaron curso para perseguirla. La rubia sonrío porque eso era justo lo que deseaba e intencionalmente empezó a reducir la velocidad para que le alcanzaran.

Las dos naves reabrieron fuego al ver que tenían el enemigo a tiro y fue entonces cuando Ange decidió pasar al Villkiss a modo asalto, lo cual redujo drásticamente su velocidad haciendo que las naves pasaran de largo; no obstante, los pilotos estaban preparados para algo como eso y de inmediato pasaron sus Para-mail a modo asalto con el fin de hacerle frente al enemigo. La rubia nuevamente sonrío porque se esperaba ese tipo de respuesta; después de todo, no creía que estaba luchando contra novatos.

– Vamos, Villkiss. Demuestra que no te has oxidado en todo este tiempo – dijo Ange al tiempo que su anillo brillaba; y los ojos de su máquina también brillaron indicando que aceptaba el reto.

Entonces, el Ragna-mail de Ange desapareció y reapareció detrás de las dos naves enemigas, cuyos pilotos no se esperaban semejante maniobra; y ese momento de confusión fue aprovechado por la rubia para abrir fuego de metralla destruyendo a ambas naves casi al mismo tiempo.

No muy lejos de allí, Hilda estaba siendo perseguida por dos naves enemigas quienes no cesaban de disparar ráfagas hacia la pelirroja. La pareja de Ange entonces se elevó un poco para quedar por encima de la línea de sus enemigos y enseguida pasó su Ragna-mail a modo asalto con el fin de reducir la velocidad y que sus perseguidores pasaran por debajo de ella.

Uno de los pilotos leyó el movimiento y fue capaz de moverse a un lado para no quedar en rango de disparo, pero el otro no fue tan rápido e Hilda sin ningún tipo de piedad le derribó con la ametralladora. Casi al mismo tiempo, la pelirroja usó el sable láser de la otra mano para despachar a la nave enemiga que había cambiado de curso.

– ¡Yo estaba sirviendo mesas tranquila, pedazos de mierda! – dijo Hilda para luego ir en busca de más naves enemigas.

Sobrevolando el perímetro de la isla se encontraba el escuadrón de Salia. La capitana deseaba ayudar a los demás, pero entendía la solicitud de Ange. Evitar una posible emboscada por parte de naves refuerzo les daría la tranquilidad de luchar sin temor a sobresaltos.

Y las palabras de la rubia resultaron premonitorias. Poco tiempo después de iniciar el barrido del perímetro, el radar de Salia detectó diez naves enemigas que se encontraban estáticas, como si estuvieran esperando instrucciones.

– Chicas, formación en V. Vamos a interceptar, estén preparadas.
– ¡Sí, Señora! – respondieron Rosalie, Chris, Nonna y Mary al unísono.

Las 5 naves entonces adoptaron la figura indicada por Salia, la cual la tenía a ella al frente, Rosalie y Chris detrás a la derecha e izquierda respectivamente; y cerraban el cuadro, Nonna detrás de Rosalie y Mary detrás de Chris.

– Al entrar en rango, entablen combate a discreción – indicó Salia y las demás asintieron.

Poco después el radar de todas mostró a las diez naves dirigiéndose hacia ellas; era evidente que habían sido descubiertos por lo que no tenía sentido esperar órdenes. Además, si podían barrer a ese escuadrón le facilitarían las cosas a sus compañeros.

Salia tenía cierto temor por Nonna y Mary porque eran las menos experimentadas y era posible que tanto tiempo de inactividad les hubiera afectado; por esa razón, antes de partir le había pedido a Rosalie y a Chris que las protegieran. Esa petición tenía un significado especial para la peliazul, quien todavía seguía teniendo pesadillas tras haber asesinado a Marika.

A pesar de que había sido perdonada y a pesar de que al final pudo tener la relación que soñaba con Rosalie; Chris no pasaba por alto que Nonna y Mary algunas veces no podían evitar ponerse tristes cuando la veían. De hecho, la peliazul decidió tratar de evitarlas siempre que fuese posible por respeto a la memoria de su amiga. Por esa razón, cuando Salia le pidió que las cuidara, Chris juró que daría su vida si fuese necesario con tal de protegerlas.

Segundos después, la batalla en mar abierto empezó y casi de inmediato Salia se vio enfrentando a dos enemigos; sin embargo, la líder del escuadrón no tenía intenciones de perder tiempo y de inmediato usó la estrategia que había empleado contra uno de los Ragna-mail de Embryo en la batalla final.

El Para-mail de la chica de color púrpura empezó a aparecer y a desaparecer con suma rapidez; lo cual desorientó a sus oponentes, quienes no vieron el momento cuando fueron atravesados por la espada de Salia.

– Dos menos, quedan ocho – pensó Salia para luego voltear su mirada al resto de la batalla con el fin de decidir el siguiente movimiento.

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Dominic escuchó los ruidos del combate desde su celda y de inmediato una enorme inquietud le embargó. El joven imaginaba que sus ex compañeros estaban detrás del ataque y el pánico se apoderó de él al pensar que el objetivo pudiera ser recuperar a Salamandinay.

– ¡Demonios! ¡Déjenme salir de aquí! – gritó Dominic recobrando toda su energía y como si Aura le hubiese escuchado, una explosión sacudió el edificio donde estaba, haciendo pedazos una de las paredes de su celda, la cual daba al exterior.

Dominic no lo dudó y de inmediato salió del lugar, ya daría explicaciones luego; y al ver el combate aéreo empezó a buscar como loco un vehículo. Fue entonces que su mirada se posó en la nave de Tusk y el joven no dudó en correr hacia ella. Aunque no fuese un Ragna-mail o un Para-mail, ese vehículo estaba equipado con armamento por lo que era mejor que nada.

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Cerca de allí, Salamandinay se enfrentaba a dos oponentes, todos en modo asalto. La princesa evadía con suma facilidad la metralla enemiga, pero los pilotos de los Para-mail no tenían problemas para esquivar los disparos de energía de Enryugo.

– Definitivamente, tengo que hacer algo con esta arma, es demasiado lenta – pensó Salamandinay al tiempo que decidía llevar el combate a otro terreno.

En ese momento, el Ryuu-Shin-Ki de la princesa pasó a modo vuelo y se dirigió a toda velocidad contra uno de los atacantes. Las dos naves enemigas dispararon sin piedad contra Salamandinay quien esquivó las ráfagas sin mayor problema; y cuando estuvo cerca de su objetivo pasó a Enryugo a modo asalto para luego usar el estilete de una de sus patas con el fin de atravesar la cabina del piloto en un movimiento similar a una patada de Tae Kwon do.

Enseguida, la mujer volvió a pasar su nave a modo vuelo para darle casa al Para-mail que quedaba; no obstante, el piloto optó por otra estrategia y pasó su máquina a modo vuelo con el fin de alejarse de la princesa, quien no dudó en darle caza.

Dominic estaba desesperado tratando de ubicar a Salamandinay y cuando lo hizo su sangre se heló. La princesa dragón se dirigía sin saberlo a una emboscada. La nave que perseguía le estaba llevando hacia el hospital y detrás de esa construcción estaba un Para-mail escondido.

El joven no tenía radio por lo que no podía comunicarse con ella, así que de inmediato dirigió el vehículo hacia el hospital con el fin de evitar la emboscada. Dominic aceleró al máximo el vehículo de Tusk, sin importar el daño que podría sufrir el motor, porque sabía que cada segundo contaba en ese momento.

– Esta vez no fallaré. Esta vez cumpliré mi misión como caballero. Esta vez te protegeré, Sala – pensó Dominic.

La nave enemiga pasó de largo el hospital y lo propio hizo Salamandinay quien luego se sorprendió al ver cómo el Para-mail frente a ella pasaba a modo asalto. Por reflejo, la princesa hizo lo propio con Enryugo con el fin de evitar quedar de espaldas a su oponente; y fue entonces cuando la nave que se ocultaba detrás del edificio hizo su movimiento dirigiéndose a toda velocidad hacia la descendiente directa de Aura, pero cuando iba a proceder a disparar con la ametralladora, Dominic abrió fuego inutilizando dicha arma.

La explosión que el ataque del joven ocasionó fue lo que hizo caer en cuenta a Salamandinay de la trampa; pero ya era tarde para reaccionar, el segundo Para-mail se encontraba encima de ella y con su espada estaba a punto de asesinarla. Sin embargo, de nuevo, Dominic abrió fuego y destrozó el sable enemigo, por lo que al final Enryugo sólo recibió un puñetazo de parte de la nave rival.

El Ryuu-Shin-Ki fue enviado al suelo, pero los daños no eran de gravedad; no obstante, Dominic quedó en el rango de ataque del Para-mail al cual le había inutilizado la ametralladora y el piloto se lo hizo pagar pegándole un puñetazo al vehículo de Tusk, el cual fue a parar al suelo lejos de allí.

La princesa dragón al ver el impacto recibido por el vehículo sintió un vuelco en el corazón que la hizo pensar que moriría; entonces, algo en su interior le hizo ver que quien la había salvado y quien había recibido el ataque había sido Dominic. Salamandinay entonces fue poseída por una ira y una desesperación que jamás había experimentado, ni siquiera cuando había sido traicionada. Apretando los dientes, Salako no dudó y llevó a Enryugo a modo vuelo con el fin de aniquilar a las naves frente a ella.

No muy lejos del lugar, Dominic estaba tendido en el suelo visiblemente malherido. El vehículo de Tusk estaba encima de él, y el joven no tenía fuerzas ni siquiera para intentar moverse. Poco a poco la visión se le fue tornando borrosa y el sabor a hierro en su boca le hizo saber que estaba sangrando internamente; sin embargo nada de eso importaba, al final había sido capaz de protegerla, al final había podido saldar su deuda y cumplir su misión como caballero.

– Espero que seas feliz, Sala… Y espero que algún día puedas perdonarme – dijo Dominic para luego vomitar sangre y empezar a perder la consciencia, al tiempo que en su agonía creyó escuchar a Salamandinay gritar su nombre.

Notas del Autor

Vaya que esta vez me he demorado, pero he estado full en la oficina y con varias cosas personales por lo que he estado muy cansado y sin muchos ánimos de escribir. Sin embargo, no crean que he abandonado el proyecto, al contrario. Cada vez que podía avanzaba un poco y acá está el producto que espero sea de su agrado.

Dominic finalmente pudo hacer las pases con su consciencia aunque tuvo que pagar un alto precio para ello. Por su parte, la vida pone otra dura prueba en el camino de Salamandinay y tocará ver cómo la enfrenta. Además, es claro que Los Antiguos han decidido mover ficha en lugar de esperar ser atacados como retaliación por lo de la princesa. Habrá que ver cómo termina eso.

De aquí en adelante no habrá muchas pausas en la historia y será un viaje continuo hasta el desenlace; así que espero que me sigan acompañando y espero sus reviews porque cuando un escritor anda sin energías, nada como las palabras de sus lectores para animarle. Nos vemos en la próxima entrega.

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