(Madrid, 13 de Febrero. O’kuroku).- El pasado 2 de Febrero, Netflix estrenó el que probablemente sea su proyecto más ambicioso a la fecha. Se trata de Altered Carbon, una serie de 10 episodios con estética cyberpunk y un argumento convulso, pero que engancha. No por nada la vimos en un día.

Altered Carbon sigue a Takeshi Kovacs (Joel Kinnaman en su cuerpo prestado actual), un soldado que se convirtió en disidente y ahora en mercenario a sueldo. Fue enviado a prisión por crímenes cometidos hace 250 años y ahora, es despertado en un cuerpo prestado, para resolver el asesinato del hombre más rico de la galaxia, Laurens Bancroft (James Purefoy). La victima, que logro sobrevivir gracias a contar con una copia de respaldo, asigna a Takeshi la tarea de descifrar el misterio de su muerte a cambio de un perdón completo de sus crímenes y una fortuna en salario.

Una historia en dos tiempos

Altered Carbon

En camino a resolver el crimen de Bancroft, nos vamos adentrando en un mundo en el que los ricos pueden vivir eternamente transfiriendo su conciencia entre clones de si mismos. Por esta pequeña ventaja con respecto a la población ordinaria, se les conoce como «Mats», o Mathusalems en referencia al personaje bíblico que vivió 969 años.

Esto es posible gracias a la introducción de una innovación tecnológica que permite implantar un dispositivo llamado «Stack» en la columna vertebral. Este almacena nuestra conciencia y puede instalarse en distintos cuerpos o «sleeves», lo que en esencia nos permite vivir eternamente.

No obstante, estas ventajas si están disponibles para los pobres, salvo por el hecho de que son incapaces de pagar por clones de sus cuerpos. Así que si pierden su cuerpo deben conformarse con lo que puedan conseguir. Para algunos ni siquiera eso es una opción en el año 2384, tiempo en el que transcurre el argumento principal de Altered Carbon.

O al menos uno de los tiempos, porque buena parte de la serie está dedicada al pasado de Takeshi Kovacks, en especial luego de abandonar el ejercito y convertirse en parte de las fuerzas de «Embajadores», rebeldes contra el Gobierno. Justamente es esta parte del argumento de Altered Carbon la que es más interesante. Este grupo buscaba hacer frente a las desigualdades inherentes al mundo de Altered Carbon, que son las mismas que en el nuestro… Con la excepción del asunto de la inmortalidad de mente y cuerpo, que permite a los ricos tener aún más dinero y poder, al punto de poder traficar con la vida ajena.

Ese pasado explorado en flashbacks está mejor narrado y tiene algunos de los giros de tuerca más atractivos de esta serie, un tratamiento que no recibió el «presente», en el que Kovacs busca al asesino de Bancroft. Un presente sobrecargado con subtramas poco exploradas como las implicaciones religiosas y morales del cambio de cuerpo, la naturaleza del espíritu y el alma, personas protestando por su derecho a tener una «muerte real». O la política de respetar la religiosidad y no revivir a alguien, incluso si eso implica no resolver crímenes. Además, también se introduce el clásico tema de si las IA son seres vivos o no.

Recorriendo Bay City, o lo que quedó de San Francisco en este futuro extraño, Takeshi choca constantemente con la detective Kristin Ortega (Martha Higareda). Pero el interés de la mujer por detenerlo no se limita a sus crimenes pasados, algo que se nos explica más adelante en la historia. La relación entre ambos termina siendo uno de los elementos centrales de Altered Carbon. Además se incorpora a otros personajes como Vernon Elliot (Ato Essandoh), un exmarine cuya esposa está presa y que solo conserva el stack de su hija. También está Oumou Prescott (Tamara Taylor), una abogada despiadada que anhela ascender al estatus de Mathusalem y Poe (Chris Conner) un IA que regenta el hotel donde se refugia Kovacs.

Ellos son el presente de Takeshi, quien no logra escapar de su pasado, representado por su hermana menor Reileen Kawahara (Dichen Lachman) y la líder de los rebeldes, Quellcrist Falconer (Renée Goldsberry), quien le entrenó. Ambas permanecen en su mente y le mantienen atado a su pasado.

Altered Carbon, un espectáculo visual

https://www.youtube.com/watch?v=dhFM8akm9a4

Altered Carbon tiene algunos temas centrales sobre los que siempre orbita. Uno de ellos es que los humanos son naturalmente violentos y con una tendencia a ser autodestructivos. Parece que ni siquiera avances científicos que en teoría permitirían vivir más y mejor son suficientes para ayudarnos a evolucionar. Al contrario, entre más avanzamos más caemos en los errores de siempre. Altered Carbon nos ofrece un futuro sin esperanza. No obstante, los diálogos de la serie, más que invitarnos a pensar, suenan a formulas gastadas. No es como si estas cosas no las hubiéramos escuchado antes en multitud de obras cyberpunk mejor escritas. No obstante, negar que esta serie de Netflix es un espectáculo digno de disfrutar y muy divertida, sería una injusticia.

Altered Carbon a veces es un desastre a nivel narrativo, pero es el desastre más hermoso de ver que Netflix ha producido a la fecha. El mundo que construyeron es una autentica maravilla visualmente. Una representación muy lograda de una sociedad más de tres siglos en el futuro. Es evidente que Netflix invirtió millones en cada episodio para lograr un espectáculo lleno de CGI de alta calidad que convierte para alegrar los ojos de los fans del cyberpunk. En especial cuando la historia parece perderse entre sus ideas prestadas de toda la literatura cyberpunk en existencia. Incluso los fondos menos prominentes de la historia parecen tener una historia que contar, parecen un mundo en el que ocurren muchas cosas interesantes, si bien la historia central falla en alcanzar su potencial.

La novela de Richard K. Morgan fue premiada con el premio Philip K. Dick en 2003 y no es sorpresa el por qué. No obstante esta adaptación encuentra su mayor fortaleza en las florituras visuales que le adornan, cortesía del director del piloto, Miguel Sapochnik. Seguramente en la novela esta misma historia fluye de una manera más natural, mientras que acá se siente inconexa.

Aun así, esta serie cuenta con algunas ideas brillantes y un giro argumental que incluso puede sorprender a algunos. Además, alardea de algunas secuencias realmente audaces e imaginativas, como en una en la que clones desnudos saltan de sus capullos de cristal para intentar matar a alguien. Son este tipo de cosas las que hacen que sea tan divertida de ver pese a sus fallas flagrantes. Una de ellas, está justamente en su ambigüedad a la hora de llamar a las cosas por su nombre. Es claro que la serie quiere darnos una lección sobre los males de capitalismo y como está mal que pocas manos tenga el control de toda la riqueza. Pero no se atreve y en cambio critica la existencia misma del avance tecnológico que hizo posible el «vivir eternamente».

No es que sea necesario que la serie se convierta en un manifiesto político, pero parece atemorizada de decirlo en voz alta, pese a que lo insinúa constantemente. Aunque personalmente, creo que el socialismo es peor… aunque de eso no va esta reseña ni la serie. Así que retomemos el punto. Si Altered Carbon no tuviera un reparto que actúa con convicción (pese a sus diálogos acartonados) y una ejecución técnica maravillosa, sería una historia de detectives de cine noir conservadora, sin nada realmente novedoso y con un crimen que se resuelve de manera anticlímatica.

Si, la historia ocasionalmente se transforma en el viaje del héroe o una parábola distópica sobre los peligros de la tecnología, pero al final siempre vuelve a un crimen que termina siendo lo menos interesante de la historia.

Y sin embargo…

Pero insisto, Altered Carbon es demasiado divertida para ignorarla o crucificarla por sus debilidades. La serie se beneficia de la posibilidad de verla de una sentada, lo que la mantiene atractiva e interesante pese a sus fallas de guion. Una vez empiezas a verla es muy difícil no quedar atrapado en el mundo que se nos presenta. La historia manipula nuestra visión de lo que es real y lo que no en todo momento. Además, presenta ideas que si bien adeuda a otras obras, siguen siendo relevantes e interesantes.

Si a eso se añade su habilidad de presentar escenas visualmente impresionantes y su naturaleza gráfica tanto en lo que se refiere a la violencia como al sexo, no es difícil el hacer la comparación con Game of Thrones. Si ocurriera en un mundo cyberpunk claro. Además, pese a que en el final se cerraron la mayoría de los hilos argumentales, queda latente la posibilidad de una segunda temporada. Después de todo, Altered Carbon es solo la primera novela de una trilogía, así que hay material por donde seguir.

¡Y quiero que siga! Pues si bien hoy le doy un 7.5, estoy interesado por ver si una segunda temporada nos puede dar un 9 o un 10.

Fotos: Cortesía de Netflix

Altered Carbon Poster

Summary
Esta serie pudo ser un 10. Tiene las ideas, las actuaciones y brilla en lo técnico. Pudo ser brillante, pero el argumento central de Altered Carbon es lo menos interesante de la historia y se nota.
75 %
Pudo ser brillante
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